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  • Foto del escritorIglesia Cristiana Evangelica Tandil

ATENEO JUVENIL: "El deporte"



El tema que nos ocupa hoy es muy afín al tiempo que vivimos donde no sólo los jóvenes, sino también los adultos, practican todo tipo de actividades físicas.


El deporte existe desde tiempos antiguos. Hay indicios que muestran que cuatro siglos antes de Cristo, ya existían muchos de los deportes que hoy conocemos. Los hallazgos arqueológicos en el Antiguo Egipto, incluyen elementos que son precursores de deportes que hoy se practican. En la antigua Grecia se corría maratón y se hacía lucha. En esa cultura se le daba mucha importancia al deporte. Los JUEGOS OLÍMPICOS de la antigüedad son los precursores de los actuales Juegos Olímpicos del Mundo.


Si nos preguntamos...


1) ¿Qué dice la Biblia acerca del deporte?


Respondemos que un solo versículo habla directamente del tema, que puede darnos una primera noción de lo que Dios piensa al respecto: “Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso; mas la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.” 1ª Timoteo 4:8

Podemos decir, entonces, que Dios le da un lugar secundario a la actividad física pues solo nos sirve para unos pocos años de vida aquí en la tierra. En cambio, comparándola con los ejercicios espirituales, vemos que el valor de éstos último es para la vida presente y para la vida eterna.


2) Podemos ahondar más en el tema preguntándonos: ¿Dios aprueba que un joven cristiano sea deportista?


Partimos de la premisa que siempre nos acompaña en esta sección, las palabras del Señor Jesús en Juan 17:15 “No ruego que los quites del mundo, si no que los guardes del mal.” Y ¿qué tiene de malo el deporte?


3) ¿Qué entendemos por deporte?


Dicen los entendidos que debemos distinguir tres aspectos del deporte:

a) Actividad física

b) Juegos deportivos

c) Deporte propiamente dicho.


a) Actividad física:


Entendemos por actividad física la que por medio de ejercicios procuramos

alcanzar un bienestar corporal; un buen estado físico. Esta actividad tiene mucho de bueno pues ayuda a la salud del cuerpo: quema calorías; mantiene el peso corporal; mantiene los nivele de azúcar más equilibrados; ayuda a la presión arterial y al colesterol; fortalece los huesos y músculos; alivia el stress; mejora el sueño y la salud mental. Por todo eso los médicos la recomiendan en todas las edades.


Decimos entonces que es bueno para el hijo de Dios hacer actividad física pues en Su Palabra dice: “…que vuestro espíritu, alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la Venida de Nuestro Señor Jesucristo.” (1ª Tesal. 5:23)

Dios nos llamará a cuentas por lo que hicimos con nuestro cuerpo; además dice el apóstol Pablo en 1ª Corintios 6:19 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo?...”


Y aún dice más: “Si alguno violare el templo de Dios, Dios destruirá al tal…” (1ª Corintios 3: 17)


Es decir que es necesaria la actividad física siempre y cuando sea realizada con templanza: “sed templados, y velad…” (1ª Pedro 5:18)

A veces nos vamos al extremo opuesto dándole tanta importancia que terminamos haciendo un “culto al cuerpo”. ¡Cuidado! Todo en su justa medida.


b) Juegos deportivos:


Son los que se practican como diversión, entretenimiento; tienen reglas pero no son tan estrictas, es un pasatiempo.

¿Es bueno practicarlos? Por supuesto que sí, porque la vida del cristiano no es solo leer la Biblia. Este tipo de actividad entre los hijos de Dios fomenta la camaradería cristiana; el compartir; la fraternidad; el que seamos entre nosotros amigables.

Sin duda si el Señor Jesús estuviera físicamente entre nosotros participaría de nuestros juegos, hechos con respeto y amor cristiano. (1ª Pedro 2:17 y cap. 3:8)


c) El deporte propiamente dicho:


Es el que se practica como profesión. Este tipo de actividad es más competitiva; requiere dedicación completa, compromiso; todos nuestros días a disposición del deporte que hemos elegido.

Puede también el deporte transformarse en mi ídolo, pues la definición de “ídolo” es: persona o cosa por la que se siente una admiración excesiva. (1ª Corint.10:14)


Dice la Palabra de Dios en 1ª Corintios 6:12 “Todas las cosas me son lícitas, más no todas convienen: todas las cosas me son lícitas, más yo no me meteré debajo de potestad de nada”.

Dice el apóstol Santiago en el capítulo 4:7: “Someteos pues a Dios; resistid al diablo, y de vosotros huirá.” Solo al Señor debemos someternos. No dejemos que nadie más que Él gobierne nuestra vida.


Queridos jóvenes… el Señor nos propone hoy correr otra carrera; emprender otra lucha que tiene galardones que no se destruyen; coronas que no se marchitan puestas sobre nuestras cabezas por las manos del Señor.


Dice Hebreos 12: 1 y 2

“Corramos con paciencia la carrera que nos es propuesta, puestos los ojos…en Jesús.”

El apóstol Pablo dijo ya siendo anciano y pronto a morir: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día…” (2ª Timoteo 4:7 y 8)

Pablo recibió su corona, yo también espero obtenerla… ¿No quieres tú también correr esta carrera de fe?


(Conclusiones extraídas del Ateneo desarrollado en el Grupo Juvenil de la Iglesia Cristiana Evangélica de la ciudad de Tandil, coordinado por la hermana Edith Marino)

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