Llegando a fin del año, nos gusta alumbrar con luces nuestro árbol navideño, o colocar decoraciones en el hogar. Algunos, para celebrar estas fechas, prefieren lucir alguna prenda de vestir especial, lanzar fuegos artificiales, prender muchas luces, porque en general al ser humano le interesa “brillar”, mostrarse y ser conocido por lo que hace. Esto es “brillo aparente”. Al ser humano le agrada destacarse en diferentes ámbitos como, por ejemplo, las redes sociales, tan en boga hoy día… tanto niños como grandes, nadie quiere que se lo menosprecie o se lo tenga en poca consideración.
A Dios también le gusta que nos destaquemos, pero no por alguna habilidad o talento, o por algo que poseemos, sino que resplandezcamos como “luminares en el mundo” por ser hijos Suyos. Este es “el brillo real”. Así lo dice la Biblia en Filipenses 2:15: “Para que seáis irreprensibles y sencillos hijos de Dios sin culpa, en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo.”
Para que ello sea así, debemos dejar que Dios arroje Su luz en nuestra vida, en nuestros caminos, en nuestra manera de vivir, y nos muestre cuáles hayan sido nuestros aciertos o desaciertos en este año, redarguyendo nuestros pecados. “Mira pues si la lumbre que en ti hay, es tinieblas.” (Lucas 11: 35) El Señor Jesús, mientras predicaba aquí en la tierra dijo estas palabras, que calan hondo en el pensamiento y nos hacen reflexionar, acerca de “nuestras verdades.”
El Señor nos quiere mirar y hacernos sentir Su luz brillante, que no sólo alumbra, sino que también da calor, alegría y bienestar. “Muchos dicen; ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.” Salmo 4:6
¡Que en el inicio de este nuevo año tengamos la valentía y la audacia suficiente, para acercarnos sinceramente a Dios en oración y presentarnos tal cual estamos, tal cual somos! Y es allí donde encontraremos la Luz de Su presencia, que nos mostrará la única verdad que hay en nuestro corazón, a fin de que nos volvamos de nuestros caminos errados.
“Él mira sobre los hombres; y el que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, y no me ha aprovechado; Dios redimirá su alma, que no pase al sepulcro, Y su vida se verá en luz.” (Job 33:27 y 28)
Dios deshizo en la sangre de Su Hijo todo lo que los hombres hicimos mal, pero espera que cada uno de nosotros le confesemos personalmente los pecados. Ahora el Padre quiere que empieces un año en Su compañía: “Venid…y caminemos a la luz de Jehová.” (Isaías 2:5) y para ellos será necesario que le sigas buscando en oración y leas Su Palabra, que la escuches, medites en ella y le prestes atención. Ella será lámpara a tus pies y lumbrera a tu camino. (Salmo 119:105) Es decir, que te puede guiar, iluminar, darte entendimiento para corregir tu vida y tener sabiduría en las decisiones a tomar durante todo el día. Te manifestará una nueva forma de vivir, con sus enseñanzas e historias bíblicas (2da Pedro 1:19).
Experimentarás la alegría de conducir tu vida con Dios en esta tierra hasta que llegues a la venidera, la vida eterna. (Salmo 89:15 y 16)
“Mas la senda de los justos, es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.” Proverbios 4: 18
Que esta sea nuestra experiencia, de querer acercarnos cada vez más a Dios, para que realmente nuestra vida se vea en luz y muchos puedan venir al conocimiento de la verdadera luz del mundo, El Señor Jesús.
“…Yo soy la luz del mundo, el que me sigue: no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida.” Juan 8:12
La Redacción.