El día 26 de febrero partió a la Presencia del Señor nuestra amada hermana Valeria, a raíz de haber contraído COVID. Fue miembro activo de la Iglesia, dotada de preciosos dones de enseñanza con los niños y de gran ayuda en toda la tarea que la congregación realizaba en la Ciudad. Fue alumna de la Escuela Bíblica e integrante de La Redacción del Boletín Juvenil. La Iglesia en Tandil siente una gran pérdida con su partida. Deseamos recordarla compartiendo un mensaje que se leyó en su sepelio el día 27 de febrero de 2021.
Hoy es un día muy difícil y triste para todos los que estamos aquí. En lo personal, me toca despedir a una amiga de más de treinta años, pero especialmente, una hermana en Cristo.
La Iglesia Cristiana Evangélica de la ciudad de Tandil, de la que ella era miembro hace ya 20 años, siente una gran pérdida. Como redil, estamos reunidos con tristeza, pero consolados por el Gran Pastor de las ovejas, que es el Señor Jesucristo, que está hoy aquí en medio nuestro con Su Mano de amor.
Al enterarme ayer de la partida de Vale a la Presencia del Señor, me vino a la mente la historia bíblica de Dorcas. Ella era una discípula del Señor, que había enfermado y finalmente murió. Dice la Biblia que “…esta era llena de buenas obras y de limosnas que hacía.” (Hechos 9:36) Y en el velatorio la rodearon muchas personas mostrando las túnicas y vestidos que hacía cuando estaba con ellos.
Así como Dorcas, Vale era una fiel discípula del Señor. Aprendió de Él desde muy jovencita e intentaba imitarle. Hoy también, como en esa época, muchos estamos aquí rodeándola para despedirla. Y me animo a decir que todos o casi todos podemos traer algo para mostrar de lo que ella hacía con tanto esmero y nos regaló o llegó a nuestras manos: muñequitos tejidos; souvenirs de fiestas de Navidad en la Iglesia o reuniones especiales; bolsitas cosidas; textitos para la Escuelita ¡Cuántos niños tuvieron entre sus manos esos pedacitos de cartulinas de color que preparaba con dedicación y creatividad cada semana, buscando atraer la atención de los más pequeños para que, finalmente, les quede la Palabra de Dios!
Pero hay otras obras que tal vez no se ven o aparentemente se desvanecieron en el tiempo y no dieron fruto: las obras que ella hacía con su amada familia, a la cual ella nos hizo amar tanto como si fuesen “nuestra propia familia”, ya que los nombraba a cada momento y andaba siempre acompañada de ellos en cada actividad que podía. La obra que hizo con su mamá Mari; con sus hermanos y, especialmente, con sus sobrinos, por quienes pasaba ocupándose de orar y de hablarles de las cosas espirituales. A todos y cada uno de ellos los llevó a la Escuelita. Los educó en el Camino del Señor con gran responsabilidad y carga, como si fuesen sus propios hijos. Siempre estaba pendiente de las conversaciones que había podido tener con sus hermanos o con su cuñado Rodrigo, con quienes pasaba largas horas hablándoles del Amor de Dios que un día ella encontró cuando apenas era una adolescente.
Ella misma lo decía: “Dios cambió completamente mi vida”. De ser una joven tímida y que nunca salía de su casa, pasó a ser una persona alegre, habladora y casi verborrágica, animándose a pararse infinidad de veces en el Templo para compartir la Palabra de Dios con estudio y sabiduría del Señor y cada sábado y domingo con los niños del Templo y del Anexo en Villa Aguirre. Cumplió el mandato del Señor que dijo en Lucas 8:39 “Vuélvete á tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo…”
Dice Apocalipsis 14:13 “Y oí una voz del cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados los muertos que de aquí adelante mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansarán de sus trabajos; porque sus obras con ellos siguen.” Realmente era el deseo de ella que esas manualidades y artesanías que hacía y todas las horas que pasó predicándoles a los suyos y a tantos niños, no queden solo en anécdotas que hoy nos hagan emocionar, sino que, esas tantas obras, sigan dando el fruto para lo cual las hacía: proclamar el Nombre de Cristo y que muchos (especialmente los suyos) conozcan también como ella al Señor como su Salvador personal.
Hoy empezó a descansar de sus trabajos. Desde ayer fue recibida en los cielos por su amado Señor quien seguramente le dijo: “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor.” Mateo 25:21
La mejor manera de honrar a Valeria hoy, es que todos los que estamos aquí busquemos a ese Señor del que tanto habló. Para aquellos que aun no le conocen a Jesús, que reconozcan su propia necesidad de un Salvador y le confiesen sus pecados, arrepintiéndose y creyendo en la Obra Salvadora de Jesús en la Cruz. Y para sus sobrinos que tanto amaba, hoy “La Vale” les estaría diciendo que vuelvan al Camino del Señor, que lo sigan y busquen como ella les enseñó. Que le pidan Su Paz, la única Paz que puede dar una vida feliz en esta tierra y una seguridad de vida eterna con Dios en los cielos.
Juan Pablo De Nardo
(amigo y pastor de Valeria)
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