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Radio 24hs de la ICE

  • Foto del escritorIglesia Cristiana Evangelica Tandil

Dios es Altísimo

Y conozcan que tu nombre es JEHOVÁ, tú sólo Altísimo sobre toda la tierra.”

Salmo 83:18


DIOS ES ALTÍSIMO SOBRE TODA LA TIERRA.


En la biblia se nombra a Dios como el “Altísimo” y también se lo menciona como el Dios Alto. El término Altísimo es el superlativo de Alto, y quiere decir: que es muy grande o muy bueno o que tiene alguna cualidad en su más alto grado. También indica el grado más alto o la mayor intensidad de la cualidad que expresa.


El mismo Dios, en el texto de Isaías 57:15 se menciona como Aquél que habita en “las alturas”: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita en la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.” En base al texto de Isaías, podemos arribar a la conclusión de que debemos quebrantarnos ante Su presencia para que Él nos haga santos, y nos humille y eso nos hará elevarnos espiritualmente para estar más cerca de Él.


EL ALTO JEHOVÁ ATIENDE AL HUMILDE.


¿Cómo llegamos a vincularnos con un Dios tan alto? Haciendo realidad el texto antes mencionado y recordando lo que dice el Salmo 138:6 “Porque el alto Jehová atiende al humilde; Mas al altivo mira de lejos.” ¡Qué maravilla! un Dios Altísimo que inclina Su oído para oírnos, para mirar nuestra bajeza, nuestra condición de humanidad enferma. Así lo había entendido el salmista y así también la virgen María cuando en su cántico dijo: “...Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se alegró en Dios mi Salvador. Porque ha mirado a la bajeza de su criada…” Lucas 1: 46 a 48


Debemos considerarnos nada ante el Dios Altísimo, debemos reconocer como decía Juan el Bautista: “A él conviene crecer, más a mí menguar.” S. Juan 3:30 Preciosa sentencia, breve, pero muy necesaria de aplicar en nuestra vida para estar cerca del Altísimo, siendo tan bajos.


¿CUÁNDO PODEMOS HACER ENOJAR AL ALTÍSIMO?


Cuando nos queremos ensoberbecer le estamos haciendo caso a Satanás, quien desde el principio, quiso ser más que el Altísimo y Dios lo tuvo que humillar y arrojar de las alturas. (Ezequiel 28:14 a 17) Cuidado que nosotros también podemos llegar a manifestar nuestra altivez al no crucificar nuestra vieja naturaleza y entonces estaremos también haciendo enojar al Altísimo como dice el Salmo 78:17 haciendo referencia al pueblo de Israel: “Empero aún tornaron a pecar contra él, Enojando en la soledad al Altísimo.”Tal vez en la congregación aclamamos el Nombre del Altísimo y lo hacemos con aparente convicción y fervor, pero luego en la soledad lo enojamos y la explicación la encontramos en Oseas 11:7 cuando Dios hablando de Su pueblo, dice: “Entre tanto, está mi pueblo adherido a la rebelión contra mí: aunque lo llaman Altísimo, ninguno absolutamente quiere ensalzarle.”


¡Cuántas veces ofendemos al Señor por estar tan apegados aquí abajo, a este mundo, y no elevamos nuestra mirada, nuestra alma, nuestro espíritu a las alturas donde está el Dios Altísimo! Estamos “adheridos” a la rebelión, a las cosas mundanas y aunque nuestros labios le dicen Altísimo, luego lo negamos con nuestros hechos y en realidad no queremos ensalzarle porque queremos ser nosotros mismos quienes nos consideramos altos. ¡Que no suceda así entre nosotros! Que pueda el Señor encontrar corazones dispuestos a ensalzar verdaderamente Su Nombre.


ANDAR SOBRE LAS ALTURAS HABITANDO AL ABRIGO DEL ALTÍSIMO.

Aprender sobre Dios Altísimo, nos hace pensar en que nosotros tenemos al Espíritu de lo Alto en nuestros corazones, si aceptamos a Cristo como Salvador, y por lo tanto nuestra forma de vivir, de atravesar las dificultades en este mundo, debe ser “andando sobre nuestras alturas”, como lo dice el Salmo 18: 32 y 33 “Dios es el que me ciñe de fuerza, e hizo perfecto mi camino; Quien pone mis pies como pies de ciervas, e hízome andar sobre mis alturas.” Palabras parecidas dice el profeta Habacuc, tal vez basado en este salmo, cuando en el capítulo 3:18 y 19 dice que a pesar de no tener ganado, de estar sin cosecha, de no estar en prosperidad material, …Con todo eso, a pesar de todo eso, se alegraba en Jehová y termina con la misma frase del Salmo 18:33. Qué hermosa experiencia que podamos vivir sobre nuestras alturas, superando las montañas que parecen obstáculos en el camino para seguir al Señor, pero en las manos Suyas, recibiremos Su fortaleza y estaremos alegres.


El conocido Salmo 91:1 dice: “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.” Habitar al abrigo del Altísimo es la protección más segura para un hijo de Dios. No salirnos de Su Santa Presencia para que recibamos todos los beneficios que menciona el salmo y experimentemos todas las virtudes y cualidades que hemos estado estudiando acerca del Señor. En otras palabras, poner al Altísimo por nuestra morada como dice el verso 9: “Porque tú has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación.”


Al respecto, relacionando estos dos salmos leídos, el Señor nos dice en Isaías 58:13 y 14 que si cumplimos y obedecemos Sus mandamientos por amor y no buscamos nuestra voluntad sino la de Él, el Dios Altísimo se encargará de hacernos subir sobre las alturas. “Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras: Entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra…” y termina diciendo “...porque la boca de Jehová lo ha hablado.” Es Palabra de Dios, firme, verdadera, segura, que se cumplirá, porque nuestro Dios cumple lo que promete. Dependerá de nosotros, cómo viviremos en este mundo, si como peregrinos o como ciudadanos de las alturas celestiales.


ALTURA MÍA.


El Salmista David en el Salmo 144 comienza bendiciendo a Dios, diciendo que es Su Roca, y luego dice en el verso 2 “Misericordia mía y mi castillo, Altura mía y mi libertador, Escudo mío, en quién he confiado…” Debe ser una experiencia personal, la de cada uno de nosotros, si somos hijos del Altísimo, debemos decirle al mundo con nuestros labios y con nuestro testimonio, que Él es nuestra Altura.


No nos alcanzará la vida para poder comprender y conocer al Altísimo en Su plenitud, hasta que lleguemos a Su Presencia, pero mientras tanto aprovechemos la Gracia Divina derramada en nuestros corazones por el Espíritu Santo que conoce lo más profundo de Dios porque Él mismo es Dios, y escuchemos Su voz de lo alto cada día para vivir cada día poniendo la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Colosenses 3:1 y 2 “Si habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”


TODO PROVIENE DEL ALTÍSIMO, EL DIOS QUE NOS FAVORECE.


Debemos reconocer que todo lo que necesitamos y tenemos proviene de lo Alto. Así bendiciones espirituales como materiales. Todo es de lo Alto. Dice Santiago 1:17 “Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las luces…” Son regalos, son dádivas, son dones, y son perfectos porque vienen del Altísimo. Nada es nuestro por nuestros méritos y esfuerzos humanos, de Él viene nuestra salud, nuestros bienes materiales, nuestra familia, todo viene de Él.


También la sabiduría viene de lo alto. Dice el capítulo 3:17 “Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida.” Esto se debe notar en cada cristiano verdadero que anda en comunión con el Altísimo, que habita en las alturas de Su morada. Tristemente, aun siendo Sus hijos, nos salimos de Su Presencia y empezamos a darle lugar al Padre de mentira, a Satanás, a nuestra carne, a nuestro yo, y ahí se manifiestan los celos, los malos pensamientos, las envidias, etc, mostrando lo que dice el verso 14 y 15 que esa es sabiduría carnal, diabólica y terrena. Dios nos libre de caer en semejante derrota y nos perdone si hemos caído a la vez que clamemos que nos vuelva a elevar espiritualmente. Rogar al Señor: “Pegóse al polvo mi alma: Vivíficame según tu palabra.” Salmo 119:25


TODOS DEBEMOS ALABAR AL ALTÍSIMO, EN CIELOS Y TIERRA.


El Señor debe ser alabado por ser Altísimo. Debemos aclamarle en medio de la congregación de los justos, debemos hacerlo en forma individual, en nuestros momentos de intimidad con Él. Así como también en los cielos los ángeles nunca se cansan de alabarle y engrandecerle dando gloria en las alturas a Dios como lo hicieron cuando anunciaron el nacimiento del Hijo del Altísimo: “Y repentinamente fué con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, que alababan a Dios y decían: Gloria en las alturas a Dios y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.” Lucas 2: 13 y 14

Referido a la alabanza al Dios Alto, dice el Salmo 148:1 y 2 “Alabad a Jehová desde los cielos: Alabadle, vosotros todos sus ángeles: Alabadle, vosotros todos sus ejércitos.” y luego sigue nombrando a la luna, al sol, a los animales, al viento, al fuego, al agua, a todas las cosas creadas por el Altísimo, hasta que nos menciona a nosotros los humanos de todas las edades, cuando dice en el verso 12 y 13 “Los mancebos y también las doncellas; los viejos y los niños, alaben el nombre de Jehová, porque sólo su nombre es elevado, Su gloria es sobre tierra y cielos.” Que sea esta nuestra continua actitud y experiencia, que se muestre como dice el verso 14 que todos sus santos le alabamos porque somos el pueblo a él cercano. Aleluya!!


Qué así sea. La Redacción
















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