“Tú fundaste la tierra antiguamente, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, y tú permanecerás; y todos ellos como un vestido se envejecerán; como una ropa de vestir los mudarás, y serán mudados: más tú eres el mismo, y tus años no se acabarán.” Salmo 102: 25 a 27
¿QUÉ SIGNIFICA QUE DIOS ES ETERNO?
El término “eterno” significa que no puede ser medido por el tiempo, que no tiene principio ni fin. También se utiliza para expresar cuando un suceso se prolonga muchísimo en el tiempo y pareciera no terminar.
Dice el salmo que nos precede, que Dios es eterno porque, aunque todo envejece y se muda, sufre cambios, se deteriora con el paso del tiempo, nuestro Dios es siempre el mismo y Sus años no se acabarán.
El mismo Dios lo expresa en Malaquías 3:6 cuando dice: “Porque yo Jehová, no me mudo…”
Como sabemos, el Señor Jesucristo, quien es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, por ser Dios en Su plenitud, también es eterno como Dios Padre y Dios Espíritu Santo. Es por ello que leemos en Apocalipsis 1:8 “Yo soy el Alpha y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.” Es el principio y el final de todas las cosas, porque Él es eterno y abarca todas las cosas, nos abarca a nosotros también.
En relación a esto que venimos mencionando, podemos ir al Salmo 90 que nos habla del tiempo en relación con Dios y con el ser humano. En el verso 2 leemos que Dios es eterno desde el siglo y hasta el siglo, siempre ha sido y es Dios: “Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, y desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.”
EL TIEMPO, SEGÚN DIOS.
Dios tiene una manera muy diferente de medir el tiempo, la cual nos es difícil de comprender porque nuestra mente es finita. Leamos el verso 4: “Porque mil años delante de tus ojos, son como el día de ayer que pasó, y como una de las vigilias de la noche.” Basado en este versículo, nuestro misionero Armando Di Pardo, ya con el Señor, relacionaba este texto con el versículo de Lucas 12:38 que habla sobre la parábola de las bodas en relación a la Segunda Venida del Señor Jesucristo a venir a buscar a Su Iglesia. El versículo dice: “Y aunque venga á la segunda vigilia, y aunque venga á la tercera vigilia, y los hallare así, bienaventurados son los tales siervos.” Dado que mil años es como un día o como una vigilia de la noche, podemos decir que la humanidad ha dejado atrás “dos vigilias”, y estamos transitando la tercera, porque estamos en el año 2022, por lo que el Señor podría estar viniendo en esta “tercera vigilia” que tenemos el privilegio de vivir. Las señales están dadas, y hay muchas evidencias de que estamos en el último tiempo. El Señor viene pronto, renovemos nuestra fe en esta bendita esperanza y vivamos en limpieza para ese encuentro, como leemos en 1a. Juan 3: 2 y 3 “Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes á él, porque le veremos como él es. Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio.”
LOS DÍAS DE NUESTRA EDAD…
Volviendo al Salmo 90, podemos ver ahora en los versos 9 y 10, la edad del hombre y la mujer en relación a la eternidad de Dios. “...Acabamos nuestros días como un pensamiento.” (v.9) y “Los días de nuestra edad son setenta años; que si en los más robustos son ochenta años, con todo su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos.” (10) Cuando Dios creó a Adán y a Eva, los pensó en seres eternos. Los hizo a su imagen y semejanza como dice el verso 26 de Génesis 1. Pero como el hombre pecó obedeciendo a la voz del Diablo, la sentencia de muerte física y espiritual llegó a la raza humana. Dios le había dicho al hombre: “...De todo árbol del huerto comerás; Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás.” (Génesis 2: 16 y 17). Tristemente el hombre dejó de ser eterno por haber pecado contra Dios. Por eso dice Romanos 3:23 “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”
¿CÓMO OBTENEMOS LA VIDA ETERNA?
Gracias a Dios que mostró Su buena voluntad para con los hombres y nos mandó a Su Hijo amado, el Señor Jesucristo, para nuestra redención y salvación. Él nos dio en Cristo la solución y como Él es eterno, también quiere que nosotros tengamos la vida eterna. Así leemos en Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Debemos arrepentirnos de nuestros pecados y depositar nuestra fe en el Señor Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador. “Este es el pan que descendió del cielo:...el que come de este pan, vivirá eternamente.” Juan 6:58
Dice la Palabra en Efesios 1:13 que aquellos que creímos en Él fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa. El Espíritu no se va más del corazón, por más que nos alejemos del Señor, puede quedar como muerto, como apagado, pero el sello permanece para siempre, aunque nos perderemos bendiciones y galardones aquí y allí en los cielos y sufriremos las consecuencias por ser creyentes rebeldes en esta vida. La salvación no se pierde. El Señor dijo: “Y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano.” (Juan 10:28) Un Dios eterno, brinda vida eterna, no podía ser de otro modo.
EMPEZAR A VIVIR AQUÍ Y AHORA LA VIDA ETERNA EN CRISTO.
Aunque pasemos por la muerte física, mientras esperamos que Jesús nos venga a buscar, el Señor nos llena el corazón de esperanza cuando nos dice: “...Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” (Juan 11:25) ¿Lo creemos? … esta fue la pregunta que le hizo Jesús a Marta, cuando su hermano Lázaro estaba muerto: “Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” Juan 11:26
La vida eterna la debemos empezar a gozar y a vivir aquí y ahora, y no esperar a llegar a la presencia del Señor. No debemos vivir como piensa el hombre en hacer tesoros en esta tierra, porque somos peregrinos y advenedizos. Estamos de paso, porque nuestra vivienda es en los cielos. Leemos en Filipenses 3:20 que el apóstol Pablo decía con dolor que había muchos que sentían lo terreno en vez de buscar las cosas eternas. ¿No es así lo que pasa hoy en día? Y nosotros, los creyentes que ya tenemos la vida eterna, ¿en qué estamos ocupados? “Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad los que así anduvieren como nos tenéis por ejemplo. Porque muchos andan, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo: Cuyo fin será perdición, cuyo dios es el vientre, y su gloria es en confusión; que sienten lo terreno. Mas nuestra vivienda es en los cielos; de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; El cual transformará el cuerpo de nuestra bajeza, para ser semejante al cuerpo de su gloria, por la operación con la cual puede también sujetar á sí todas las cosas.” (Filipenses 3:17 a 21) ¡Qué preciosa esperanza! Vivamos fijando nuestros ojos en las cosas de arriba.
MIRAR LAS COSAS ETERNAS, NO LAS TEMPORALES.
Si tuvimos la experiencia de salvación con Cristo, ya pasamos a tener vida eterna, pero, de todos modos, mientras estemos en este mundo esperando al Señor, nuestro cuerpo que no es eterno, va sufriendo el desgaste lógico del paso del tiempo y a diferencia de Dios, nos mudamos, es decir, nos transformamos porque vamos envejeciendo. Esto trae mucha preocupación para las personas que no tienen la esperanza de la vida eterna, y es por eso que algunos hacen lo imposible en su estética, en su físico, para estar saludables y aparentar una juventud “eterna”. Otros viven la vida pensando que el presente es lo único que tienen y no se preocupan por el futuro… Frente a los achaques del cuerpo físico, el Señor nos alienta y exhorta a la vez cuando nos dice en 2a. Corintios 4:16 a 18“Por tanto, no desmayamos: antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior empero se renueva de día en día. Porque lo que al presente es momentáneo y leve de nuestra tribulación, nos obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria; No mirando nosotros a las cosas que se ven, sino a las que no se ven: porque las cosas que se ven son temporales, mas las que no se ven son eternas.”
Debemos reflexionar ante el Señor y cambiar de actitud, si acaso estamos sintiendo lo terreno, si estamos poniendo la mirada en las cosas temporales, las de la tierra, y no en las eternas, en las del cielo, nuestro hogar. Dar el justo valor a las cosas de acá abajo y que nuestro principal objetivo sea vivir para servir al Señor para ganar almas para Él, serle fieles y esperar Su Venida en santificación.
ORACIÓN PARA PRINCIPIO DE UN AÑO.
Para concluir estos pensamientos, volviendo al Salmo 90, encontramos que el salmista ora al Señor en el verso 12 y 14 y le dice palabras muy apropiadas para este tiempo de principio de año: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.” (v.12) “Sácianos presto de tu misericordia y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.” (14) Y en el salmo 139:4, encontramos otra preciosa oración: “Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.” Salmo 139:24.
Pedir a Dios Su ayuda, Su guía, para que podamos vivir de tal manera en esta vida, siendo sabios, es decir temerosos de Dios, y reconocer que, para vivir cada día del nuevo año, se necesita clamar por misericordia divina. Vivir esta experiencia nos alegrará y cantaremos canción nueva todos los días de nuestra vida. Que se pueda cumplir en cada uno de nosotros.
La Redacción
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