<< “Mis días han sido más ligeros que un correo; Huyeron, y no vieron el bien. Pasaron cual navíos veloces…” (Job 9:25 y 26) >>
Así se pasan los días, o por lo menos, esa es la percepción que tenemos del paso del tiempo en la actualidad. Llegamos a fin del año casi sin darnos cuenta. Parece que fue ayer cuando iniciamos las actividades de este Ciclo Lectivo, cuando hicimos los preparativos para invitar los niños de las Escuelitas, cuando seleccionamos los temas a tratar durante las clases, o cuando regresamos de los Campamentos Juveniles.
Los días pasan ligeros y veloces, tal como expresa Job en este versículo. La celeridad de las actividades y nuestras agendas repletas de eventos, hacen que vivamos en una vorágine que, no solamente logra estresarnos, sino que también atenta contra nuestra vida espiritual y la buena costumbre de meditar, reposar y estar en verdadera comunión con nuestro Señor.
“Y que procuréis tener quietud, y hacer vuestros negocios, y obréis de vuestras manos de la manera que os hemos mandado.” (1Ts 4:11 ) Esta es la exhortación divina.
“…rogamos por nuestro Señor Jesucristo, que, trabajando con reposo, coman su pan.” (2 Tes. 3:12)
Así desea el Señor que vivamos, trabajando… pero sin afanarnos. Ocuparnos en las labores seculares en forma medida y reposada, dedicando nuestros mayores esfuerzos a la Obra del Evangelio.
Si ocupamos los días en Sus Cosas, al finalizar cada jornada, podremos decir que hemos “redimido el tiempo”, aprovechándolo al máximo en las cosas que verdaderamente tienen “peso de gloria” (2 Co. 4:17)
“Enséñanos de tal modo á contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.” (Salmo 90:12)
“Porque El que quiere amar la vida, Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño; Apártese del mal, y haga bien; Busque la paz, y sígala.” (1 Pedro 3:10 y 11) >>
Esta lectura fue escrita y publicada hace unos años ya. Hoy podemos decir que, en este año tan atípico, inesperado y, para muchos, indeseable, cada frase, cada texto que en ella se expresa parece escrito especialmente para nuestros días. Más allá de todo lo que implicó a nivel mundial y particularmente en nuestro país, que fuimos prohibidos de congregarnos y de hacer muchas de las tareas espirituales de servicio al Señor que veníamos haciendo, sin duda Dios lo permitió con propósitos santos. Sabemos que, Satanás, que siempre está buscando hacernos caer, también trató de inquietarnos, atemorizarnos y vivir nuestros días invadiéndonos de información, en los que tal vez no hemos podido poner distanciamiento entre lo laboral y lo familiar. El mundo nos ha ido absorbiendo en algunos casos de una manera diferente, más astuta y solapada, llevando a nuestros hogares todas las preocupaciones e inquietudes del trabajo y con mayores exigencias.
Por ello queríamos compartir esta lectura, pensando y reflexionando que hoy, más que nunca, nuestros “…días han sido más ligeros que un correo; Huyeron, y no vieron el bien. Pasaron cual navíos veloces.” Por eso es necesario y urgente que pensemos en estas cosas, para reconocer en qué medida el mundo se ha metido en nuestro hogar y, en el tiempo en que podamos descansar, luego de las vacaciones, sin más demora, volvamos a poner límites, recuperando nuestra privacidad con el Señor, nuestro espacio aún físico en el que estábamos en comunión con Él. No sabemos lo que nos deparará el año próximo, a nivel mundial y aún local hay muchas incertidumbres. Entonces preparémonos con el Señor, para que el año próximo, si Él no viene antes, nos encuentre armados con toda la armadura de Dios y velando debidamente.
“Como tú no sabes cuál es el camino del viento, … así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Ahora, hijo mío, á más de esto, sé avisado…
Teme á Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.” Ecclesiastés 11:5 y 12:12 y 13
La Redacción
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