Introducción: El aburrimiento es un estado bastante común en la adolescencia y juventud, pero también puede ocurrir en la adultez. Pareciera un contenido poco importante para tratarlo, sin embargo, no es la idea el querer ser original, sino de edificar, como se nos dice en La Palabra de Dios en Colosenses 2:6 y 7: “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él: Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis aprendido, creciendo en ella con hacimiento de gracias.”
Algunas preguntas que nos ayudarán a pensar y reflexionar sobre el tema:
1) ¿Cómo definirían el aburrimiento? ¿Han estado aburridos, alguna vez? ¿Qué sienten cuándo están así? ¿En qué momentos les ocurre?
Según el diccionario se nos dice: “Estado de ánimo de sentirse desinteresado sobre todo lo que le rodea, no tener nada que hacer o sentir que la vida no tiene sentido.”
“Es un estado emocional desagradable, que se produce cuando deseas estar implicado en una actividad, pero no consigues hacerlo. Esto puede empujar a una persona a comer o a beber en exceso o recurrir a otros vicios.” También se lo define como “Fastidio- hastío.”
En las últimas décadas comenzaron a investigar y ocuparse de esto los especialistas y estudiosos, concluyendo que lo que producía el aburrimiento, eran las tareas repetitivas y monótonas, aunque últimamente se lo relacionó con el stress. También dijeron que puede ser normal y pasajero, aunque puede ser indicador de una enfermedad subyacente cuando estos sentimientos se vuelven excesivos y absorbentes e interfieren en la vida cotidiana.
2) ¿Qué proponen para combatirlo? ¿Cómo tratarlo?
El consejo de un conocido o un amigo aún de un psicólogo, puede llegar a ser que lo necesario es salir de la rutina o realizar nuevas actividades. Pero ¿realmente creemos que esto dará verdadero resultado? Luego de un tiempo de ejercerlas y de llevarlas a cabo, ¿no ocurriría lo mismo? Entraríamos en un ritmo de vida de intensa actividad.
3) ¿Habla la Biblia del aburrimiento?
Específicamente no encontramos que el tema sea abordado en la Biblia, pero cuando empezamos a indagar de qué se trata el mismo, podemos encontrar versículos que lo abarcan y también que nos hablan del aburrimiento. Por ejemplo, en el libro de Job 7:16
“Aburríme: no he de vivir yo para siempre; Déjame, pues que mis días son vanidad.”
“Si digo: Olvidaré mi queja, Dejaré mi aburrimiento, y esforzáreme: Contúrbanme todos mis trabajos…” Job 9: 27 y 28
“Está mi alma aburrida de mi vida:…Hablaré con amargura de mi alma” Job 10:1
4) ¿Cómo explicarían estas expresiones mencionadas en el libro de Job?
Aquí se encuentra una clara coincidencia en cada expresión de Job, con las definiciones comentadas al principio. Es justamente “un estado emocional desagradable” y “que se siente desinteresado en todo lo que le rodea” repetimos: “hastío, vida sin sentido.” Es notable que el problema de Job estaba en su alma, ya que el ánimo nos habla del alma, tenía una necesidad en ella. Como dice el salmista en el Salmo 42:
“Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo…” (verso 2)
“Dios mío, mi alma está en mí abatida: Acordaréme por tanto de ti…” (verso 6)
Y el Salmo 63 nos dice palabras similares:
“Dios, Dios mío eres tú: levantaréme a ti de mañana: Mi alma tiene sed de ti, mi carne te desea, En tierra de sequedad y transida sin aguas.” (verso1)
Es importante remarcar que Job no estaba así siempre, en el capítulo 1 podemos verlo claramente. Quizá hoy muchos de nosotros no nos sintamos así, pero ¡cuidado! Al justo y perfecto Job le pasó, vemos que nosotros no estamos exentos de caer en este estado.
5) ¿Cuál sería entonces la solución hallada en La Palabra de Dios para un alma sedienta, hastiada, aburrida?
El Señor Jesús, en una ocasión vio a sus discípulos muy cansados y agitados por la tarea y, como dicen los versículos posteriores, los llamó a un lugar a parte a descansar. Sin duda, para hablarles y alentarles espiritualmente.
Así vive el mundo hoy en día; agitados y aturdidos con la rutina y actividades. Jesús llama a Sus hijos a reposar un poco…para alimentarnos de Su Palabra.
“Y él les dijo: Venid vosotros aparte al lugar desierto, y reposad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, que ni aun tenían lugar de comer. Y se fueron en un barco al lugar desierto aparte.” Marcos 6: 31 y 32
6) ¿Cómo estamos viviendo? ¿nos sentimos vacíos, sedientos o quizás hiperactivos?
Si la respuesta es afirmativa, seguramente no le estemos dando el lugar al Señor para que nos alimente, en esa búsqueda de Su Presencia, en ese reposo.
Quizá nos estemos esforzando para salir de ese estado de fastidio, como mencionamos anteriormente en las expresiones que dijo Job en el capítulo 9: 27,28 y sea en vano todo trabajo por resolverlo.
La respuesta para vivir en hartura y felicidad, la encontramos en Su Palabra, por ejemplo: Salmo 5 y 16. Estos dos Salmos finalizan con alegría y hartura. Pero por previamente haber cumplido con el verso 3 del Salmo 5 y verso 2 y 3 del Salmo 16.
“Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré á ti, y esperaré.”
“Dijiste, oh alma mía, á Jehová: Tú eres el Señor: Mi bien á ti no aprovecha; Sino á los santos que están en la tierra, Y á los íntegros: toda mi afición en ellos.”
Es bueno detenernos en esta palabra afición; que significa inclinación o afecto hacia algo o alguien. Actividad que se realiza por placer o en el tiempo libre.
Concluyendo, reflexionemos:
7) ¿Qué tiempo le dedicamos al Señor en nuestro día? ¿Lo hacemos temprano cada mañana?
¿Cómo empleamos nuestro tiempo libre? ¿Buscamos a los hermanos para compartir con ellos? ¿En qué ponemos nuestro interés, nuestra afición?
El consejo que Dios nos da es que le busquemos y dediquemos un tiempo temprano, antes de comenzar nuestras actividades diarias. Si así lo hacemos, veremos que terminaremos el día con alegría. Dios nos dice también: que aprovechemos nuestro tiempo libre para rodearnos con los hermanos de la iglesia que nos serán de mucha bendición. Si en cambio nos inclinamos a diversiones vanas o amigos, compañeros del mundo, quedaremos vacíos, como dice Jeremías 2:13.
“Ensénanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.”
Salmo 90:12
La Redacción
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