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Estudio sobre el libro del profeta Sofonías




INTRODUCCIÓN: Significado del nombre

El significado del nombre Sofonías es “Dios protege o Dios oculta”. Este es uno de los profetas considerados menores, por su breve extensión literaria. Sofonías fue contemporáneo de Habacuc y por eso el mensaje fue de mucha dureza con profecías de castigos por el pecado de Jerusalem y de los pueblos paganos como Moab, Amón, Etiopia y Asiria.

El significado del nombre Sofonías, era apropiado para ese momento de la historia del pueblo de Israel, ya que Dios promete Su protección y Su ocultamiento del peligro a todos los que se allegan a Su Presencia con corazón contrito. Así lo dice el verso 3 del capítulo 2 del libro de Sofonías: “Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, que pusisteis en obra sus juicios, buscad justicia, buscad mansedumbre, quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová.”

Podemos relacionar este versículo con otros pasajes bíblicos que nos hablan de la protección y del amparo del Señor tales como el Salmo 27:5 que dice “Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; ocultaráme en lo reservado de su pabellón; pondráme en alto sobre una roca.” Para que esto suceda debemos cumplir con el texto de Sofonías 2:3 que mencionamos siendo humildes. Además debemos nosotros habitar bajo Sus alas como dice el Salmo 91:1 “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.” Y el verso 4 tan conocido dice: “Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro: Escudo y adarga es su verdad.”

Capítulo 1 : El pecado de la idolatría

En el capítulo 1 del libro de Sofonías en el verso 1, nos sitúa en el contexto en el que el profeta vivía en días de Josías, rey de Judá, al igual que el profeta Habacuc. Aunque este rey era temeroso de Dios, luego de su muerte, sus sucesores hicieron lo malo a los ojos del Señor y el pueblo merecía el castigo divino: “Destruiré del todo todas las cosas de sobre la haz de la tierra dice Jehová”. (v,2)

Uno de los mayores pecados del pueblo judío fue la idolatría y el haberse mezclado con los pueblos paganos y haber copiado sus malas costumbres. A tal punto que como dice el verso 4 algunos adoraban a Baal, un “dios totalmente inmoral” y muchos sacerdotes se encontraban en infidelidad al Señor.

Hoy también este tiempo que nos toca vivir, el pecado de la idolatría está en el pueblo de Dios, cuando en primer lugar nos adoramos a nosotros mismos, luego a la familia y finalmente a todo lo que nos puede desviar de la verdadera adoración al Señor: estudio, trabajo, pasatiempos, etc. La Palabra es terminante al respecto cuando leemos en 1ª Corintios 10:14 “Por tanto, amados míos, huid de la idolatría”.


Hogares-Templos de Adoración

En el verso 5 de Sofonías 1 leemos: “Y a los que se inclinan sobre los terrados al ejército del cielo; y a los que se inclinan jurando por Jehová y jurando por su rey.”

Las azoteas de las casas eran de superficie plana, común en Israel. Era un lugar en el cual la familia judía se reunía al anochecer. Sofonías dijo que aquellas azoteas o terrados se habían convertido en lugares de adoración y así la idolatría se estaba introduciendo en los hogares. Cada hogar era como un “pequeño templo pagano” donde se practicaba la idolatría. Verdaderamente la idolatría había penetrado en la familia. Adoraban a todo lo creado por el Creador y no al Creador mismo.


¡Qué terrible! Reflexionemos… ¿Conocen mis vecinos que mi hogar es un templo de adoración al Dios Verdadero? ¿Se nota que cada uno de los que integramos el hogar somos templos del Espíritu Santo? Así nos lo recuerda el apóstol Pablo cuando dice en 1ª.Corintios 6:19 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios y que no sois vuestros?” Como dice el verso 20 de este mismo capítulo, debemos glorificar a Dios en nuestro cuerpo, en nuestra vida diaria individual y familiar porque todo es de Dios y fuimos comprados por y para Él. Si queremos que nuestro hogar sea un templo de Dios y nos ayude a no caer en el pecado de la idolatría debemos cumplir con las palabras de Deuteronomio 6:5 a 15. Solo mencionaremos los versos 7 a 9 aunque recomendamos la lectura del resto de los versos mencionados.


“Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes: “Y has de atarlas por señal en tu mano, y estarán por frontales entre tus ojos. Y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus portadas.” (v.7,8y9)

Y en cuanto al pecado de la idolatría, el verso 14 de este pasaje es clave: “No andarás en pos de dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros contornos”.


¡Cuidado con nuestros contornos!

En Proverbios 22:25 nos dice: “Porque no aprendas sus maneras, y tomes lazo para tu alma”. Que no suceda esto con nosotros! No aprendamos las manerasde hablar, de vestir, de pensar, del mundo que nos rodea y envuelve cada vez más. El imitar y copiar al mundo nos será de lazo que atrapará “nuestra alma”. No olvidemos que debemos amar a Dios con toda nuestra alma (Deuteronomio 6:6) porque Él nos redimió y nos compró con la Preciosa Sangre de Su Hijo.

El pecado de dejar a Jehová y volverse atrás:

Volviendo al capítulo 1 de Sofonías, el verso 6 dice que el Señor castigará a los que “tornan atrás de en pos de Jehová, y a los que no buscaron a Jehová, ni preguntaron por él.” Vayamos al respecto a Jeremías capítulo 2 verso 13 “Porque dos males ha hecho mi pueblo: dejáronme a mí, fuente de agua viva, por cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no detienen aguas y el verso 19: “Tu maldad te castigará, y tu apartamiento te condenará: sabe pues y ve cuán malo y amargo es tu dejar a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor Jehová de los ejércitos.”

Sin el Señor nada somos ni podemos hacer. Sin Él nos “secamos”, Él es la fuente de agua de vida. ¿Nos damos cuenta que cuando nos alejamos de consultar al Señor para nuestra vida cotidiana, no le buscamos y consultamos en nuestra sabiduría humana o en otras fuentes y nos sentimos vacíos? ¿Sentimos y somos conscientes de lo malo y amargo que es el sentimiento que experimentamos lejos del Señor?


Dejarse escudriñar con candiles:

Sofonías 1:12 nos dice: “Y en aquél tiempo, que yo escudriñaré a Jerusalem con candiles, y haré visitación sobre los hombres que están sentados sobres sus heces, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni mal.” El Señor nos quiere hacer ver que Sus ojos son llamas de fuego que iluminan y escudriñan como candiles (Apoc.1:14) Él quiere visitarnos, inquietarnos y hacernos despertar… Porque tal vez estemos como el mundo sin Dios “reposando sobre nuestras heces” (heces del vino: levaduras muertas que quedan al reposar y añejar el vino) en otras palabras, reposamos en nuestras inmundicias, en nuestros pecados, y dejamos de pensar en que Dios es justo y no deja el pecado sin su castigo. Aunque es misericordioso, no olvidemos que es justo y el Señor “al que ama castiga, y azota a cualquiera que recibe por hijo” (Hebreos 12:6) ¡Qué importante es ser hijo de Dios y ser hijos obedientes! (Hebreos 12:9 a 11)


¡Cuidado con el materialismo!

Los versos 11 y 18 de Sofonías 1 hacen mención a los comerciantes, al oro a la plata a lo que en ese momento estaban también valorando más que las cosas espirituales y santas. El materialismo, la idolatría, la inmundicia, la inmoralidad, el sexo, etc, ¿no son también hoy moneda corriente en nuestro mundo actual? Y todo esto nos rodea, es nuestro contorno! No busquemos estar cada vez más cerca como le pasó a Lot. Sino estemos lo justo y necesario y brillemos como luminares en el mundo dando nuestro testimonio, palabras de Dios a tantas almas que viven sin Él en su noticia.


Capítulo 2: Redimir el tiempo y volverse a Dios:

Dice el verso 1 de Sofonías capítulo 2: “Congregaos y meditad, gente no amable.” Aunque estas palabras están dirigidas tanto a los pueblos paganos como también se aplica a los judíos rebeldes, hoy podemos pensar en cómo nos ve el Señor a cada uno de nosotros cada vez que nos congregamos para rendir culto a Su nombre. ¿Nos podrá ver como gente amable? ¿Qué verá dentro de nuestro corazón?

El verso 2 dice: “Antes que para el decreto, y el día se pase como el tamo; antes que venga sobre nosotros el furor de la ira de Jehová, antes que, el día de la ira de Jehová venga sobre nosotros.” Tenemos que aprovechar el tiempo de gracia que Dios nos regala para “corregirnos” y cambiar y santificarnos. Así como los incrédulos todavía tienen tiempo para salvarse, aunque falta poco para el fin de la era de la Gracia, nosotros los hijos de Dios tenemos tiempo hoy de oír Su voz y no endurecernos y volvernos de corazón al Señor. Isaías 55:6 dice al respecto ”Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.” “Deje el impío sus pensamientos y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia y al Dios nuestro el cual será amplio en perdonar.” (v.7)


El verso 15 nos menciona los castigos que Dios traería sobre Amón, Etiopía, Asiria: “Esta es la ciudad alegre que estaba confiada, la que decía en su corazón: yo, y no más…”

Así vive la gente en el mundo sin Dios, en aparente “alegría” pasajera, confiada en su corazón, en su propio yo. El diablo quiere que esto suceda para que no busquen al Señor y se salven. También nosotros, aunque si somos hijos de Dios nadie nos puede arrebatar de la mano del Señor, sin embargo, podríamos estar viviendo en goces y deleites temporales terrenos y alimentando nuestro “yo” en vez de hacerlo menguar y dejar que crezca en nosotros la Nueva Criatura.


Capítulo 3: “AY! Para quien siga en pecado

En el capítulo 3, los versos 1 y 2 dicen: “Ay de la ciudad ensuciada y contaminada y opresora! No escuchó la voz, ni recibió la disciplina: no se confió en Jehová, no se acercó a su Dios.” AY!: esta expresión tan común en las Escrituras! Me debe hacer estar alerta y tornarme de mis faltas y de mi tibieza espiritual. El profeta Isaías decía en el capítulo 6:5 “¡Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.” Reconocimiento de lo que soy y de lo que es el Señor. Así como el apóstol Juan en la isla de Patmos cayó como muerto al ver la santidad y magnificencia del Señor (Apoc.1-17) así debo yo postrado ante Él, reconocerme el más indigno y dejar que me discipline para mi restauración espiritual.


En el verso 4 leemos el estado de los profetas y sacerdotes judíos: livianos, prevaricadores, contaminaron el santuario, falsearon la ley de Dios. Tremendo panorama espiritual que hoy también se vive en el mundo evangélico actual. ¡Que nosotros no estemos en esa condición! Frente a esto, si en alguno de nosotros hay hipocresía y falta de santidad, el Señor sacará a la luz la verdad. ¡A Él no se le puede engañar! Por eso ama la verdad en lo íntimo (Salmo 51:6) y en lo secreto nos hará comprender sabiduría, es decir el “temor de Dios”.

El verso 5 dice que el “perverso no tiene vergüenza” ¿Cómo estoy yo ante Dios? ¿Me avergüenzo de mi pecado? Que el Señor me redarguya y para ello dejémosle obrar al Espíritu Santo en nuestras vidas.


No desaprovechar el castigo divino:

Cuando Dios castiga lo hace con motivos santificadores, para nuestro bien, corrección y sanidad espiritual. El verso 7 de Sofonías 3 nos lo reitera: “Dije: Ciertamente me temerás, recibirás corrección; y no será su habitación derruida por todo aquello sobre que los visité. Más ellos se levantaron de mañana y corrompieron todas sus obras”. ¡Qué tristeza es desaprovechar el castigo del Señor! Que no nos endurezcamos ni sigamos la vida como si nada pasara… Sino por el contrario que si hemos entendido que estamos en pecado o en desinterés por las cosas espirituales, nos volvamos al Señor y pasará lo que dicen los versos 9 y 11 de Sofonías 3: “Para entonces volveré yo a los pueblos el labio limpio, para que todos invoquen el nombre de Jehová para que de un consentimiento le sirvan.” “En aquél día no serás avergonzada por ninguna de tus obras con que te rebelaste contra mí...”


CONCLUSIÓN: La Restauración espiritual.

“Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, los cuales esperarán en el nombre de Jehová” (Sof.3:12)

¿Cómo me siento yo ante el Señor? Bienaventurado los pobres y humildes de espíritu. El nos hace esperar en Su Santo Nombre. Habla proféticamente este pasaje del reinado de Cristo sobre la tierra y de su asiento como rey en Jerusalem. Será hermoso en ese momento, pero hoy también el Señor nos hace ver que cerca de Él cantaremos de júbilo y gozo (v.14) “no veremos mal,” Dios nos ocultará del peligro. (significado del nombre Sofonías). Nos alentará, nos dirá: “¡no temas! ¡Estoy contigo! No se debiliten tus manos” (v.16) y el verso 17 tan hermoso: “Jehová en medio de ti, poderoso, Él salvará; gozaráse sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cantar”. Él obra en medio de Su pueblo… En nuestras vidas. Él salvará, Él se gozará sobre cada uno de nosotros con alegría. Callará de amor. ¡Cuánto regocijo! El cantará canción de amor al verme. ¿No es algo maravilloso que esto suceda? Dios me ama tanto y lo demuestra al castigarme para que pueda llegar a este resultado…pero yo debo ser humilde.

“…en aquél tiempo yo…salvaré la coja, y recogeré la descarriada, y pondrélos por alabanza y por renombre.” (v.19) Quizás yo sea esa oveja descarriada y coja, herida por el pecado, pero el Buen Pastor me quiere restaurar y poner por alabanza. Esto no es sólo una profecía para el futuro de Israel, es una verdad que hoy podemos empezar a vivir y disfrutar en esa relación de amor mutuo con el Señor. ¿Dejaré que Él obre en mi vida? Que así sea.

La Redacción

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