Lucas 19:40
Hoy escuché varios devocionales de una de nuestras iglesias hermanas, y me tocó en especial uno que se basaba en la lectura del capítulo 24 del libro de Josué. Mientras una hermana leía el capítulo, en el cual Dios, por medio de Josué, les recordaba a los del pueblo de Israel todo lo que había hecho por ellos y les daba la libertad de escoger si servir a Jehová o a dioses ajenos, yo pensaba en nuestra vida (la de mi esposo y mía, la de mi familia). Entendía que, al igual que al pueblo de Israel, Dios nos colmó de bendiciones hasta aquí; a pesar de que nuestros padres servían a dioses extraños, él nos sacó de esa tierra, nos libró de nuestros enemigos, nos bendijo aun por medio de ellos repetidamente, nos tuvo muchos días en el desierto, y a los que pelearon contra nosotros, los entregó en nuestras manos, hasta darnos una tierra por la cual nada trabajamos, ciudades en las cuales moramos, y viñas y olivares que no plantamos, de los cuales comemos. Hice un paralelo con nuestra vida, pensé en todas las cosas de las cuales el Señor nos libró para llegar hasta aquí: próximos a celebrar nuestro 29° aniversario de casados, formando parte de esta iglesia tan fiel en la que nos ha introducido. Y pensé en el importante planteo que nos hace hoy el Señor por medio de Su Santa Palabra:
[…] “escogeos hoy á quién sirváis; si á los dioses á quienes sirvieron vuestros padres…” (v. 15), o a Jehová.
¿Cómo negar que fue Jehová quien nos ha guardado por todo el camino por dónde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales pasamos?
Es por eso que, al igual que el pueblo de Israel, digo:
“…Nunca tal acontezca, que dejemos á Jehová por servir á otros dioses.” (v. 16).
Pero Josué nos recuerda:
“…No podréis servir á Jehová, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. Si dejareis á Jehová y sirviereis á dioses ajenos, se volverá y os maltratará, y os consumirá, después que os ha hecho bien.” (v. 19 y 20)
Aun así, vuelvo a decir:
“…No, antes á Jehová serviremos.” (v. 21)
Entonces, oímos al Señor, por medio de este pasaje de Josué, que nos dice:
“…Vosotros sois testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido á Jehová para servirle…” (v. 22)
Pero sigo afirmando:
“..A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos.” (v. 24)
Y el Señor, en la voz de Josué, manifestó al pueblo:
“…He aquí esta piedra será entre nosotros por testigo, la cual ha oído todas las palabras de Jehová que él ha hablado con nosotros…” (v.27)
¿Una piedra como testigo? ¿Un objeto mudo? Sí, porque si no reconocemos todo lo que el Señor ha hecho hasta aquí por nosotros, si no nos comprometemos a servirlo y honrarlo en santidad y temor como Él se lo merece, de seguro las piedras clamarán (Lc. 19:40).
Gracias demos al Señor por las bendiciones recibidas, no olvidando que:
“… á cualquiera que fue dado mucho, mucho será vuelto á demandar de él...” (Lc. 12:48)
¡Seamos agradecidos y temerosos del Señor! O las piedras clamarán.
Yanina Leiva de Petovelo
Comments