“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” Isaías 55:8 y 9
El año que ha pasado, ha sido particularmente distinto a otros. Seguramente escuchamos o tal vez nosotros mismos hemos dicho expresiones tales como: -“¡que se termine el 2020 por lo difícil que ha sido!.”- Ya al terminar un año y empezar otro, analizamos aquellas cosas que hemos hecho y vivido. Aunque cada uno tendrá diferentes experiencias que contar, hay algo en lo que la mayoría coincidiremos: que nada en este año que pasó, resultó como lo habíamos planeado.
Tanto a nivel personal como colectivo, en cuestiones de índole eclesial como en el orden secular, en todos los aspectos de la vida individual como social, nos hemos visto, “obligados”, a vivirlo de una manera distinta, porque Dios tenía otros planes, no sólo para aquellos que somos Sus hijos, desde que le pedimos perdón por nuestros pecados y creímos en Cristo como nuestro Salvador personal, si no para todas las personas del mundo.
Nos hemos tenido que adaptar a este “nuevo virus”, y cambiar todo, o la mayoría, de aquello que habíamos organizado o que pensamos que íbamos a vivir o hacer. Desde los niños y adolescentes, con sus estudios, los jóvenes con sus planes y metas, los adultos con sus trabajos y proyectos, y hasta los ancianos con mayores y estrictos cuidados en favor de la salud. Dios, entre otras tantas cosas, ha querido recordarle a la humanidad toda, que sólo ÉL es Soberano: “...Sea bendito el nombre de Dios de siglo hasta siglo: porque suya es la sabiduría y la fortaleza: Y él es el que muda los tiempos y las oportunidades: quita reyes, y pone reyes: da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos: Él revela lo profundo y lo escondido: conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con él.” Daniel 2:20 a 22
Los textos que nos preceden, de Isaías capítulo 55, nos dicen que nuestros pensamientos son muy distintos a los del Señor. Respecto a esto, recordemos aquello que pensábamos realizar en Su obra de una determinada manera y que luego lo hemos tenido que reorganizar de otra forma, porque así lo permitió Dios, porque la Obra es Suya, y nosotros meros instrumentos. Esto no puede quedar sólo en relatos o simples anécdotas, sino por el contrario, tendremos, cada uno de nosotros que reflexionar y pedir en oración al Señor que nos revele, qué era lo que quería que aprendiéramos, qué teníamos que cambiar en nuestra vida, y en especial en relación con el servicio en Su Obra.
Al comenzar este nuevo año debemos tener presente que Dios quiere que organicemos nuestros caminos como lo hizo el rey Joatham, según leemos en 2da. Crónicas 27:6: “Así que Joatham fué fortificado, porque preparó sus caminos delante de Jehová su Dios”. Dios quiere ser quien ordene nuestros pasos: “El corazón del hombre piensa su camino: Más Jehová endereza sus pasos” Salmo 16:9
Ese es Su santo deseo: enderezar nuestros pasos, para que podamos no sólo servirle, como Él se lo merece, si no para que tengamos una vida feliz junto a Él. Pidámosle entonces como el salmista: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón: Pruébame y reconoce mis pensamientos: y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.” Salmo 139:23 y 24
Que el año 2021, no nos sorprenda, sino que lo podamos transitar, sabiendo que nuestro Dios puede enderezar nuestros planes en cualquier momento según Su Soberana y Santa Voluntad que siempre es agradable y perfecta: “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia, y el poder, y la gloria, la victoria, y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas” 1ª Crónicas 29:11
La Redacción
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