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Radio 24hs de la ICE

  • Foto del escritorIglesia Cristiana Evangelica Tandil

Los terremotos



En momentos de crisis mundial como el que vivimos, sumidos en esta pandemia histórica, muchos de los creyentes hemos levantado forzosamente nuestras cabezas. “Y cuando estas cosas comenzaren á hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca.” Lucas 21:28.

¡Es lamentable, pero así esperamos la Venida de nuestro Salvador Jesucristo a buscar a los Suyos! Debiéramos, en cambio, estar expectantes, confiados en Sus promesas de que pronto regresará. Pero la realidad es que “nos movemos fácilmente de nuestro sentimiento” respecto a esta bendita esperanza (2 Tesalonicenses 2.1 y 2) ¡Por momentos la esperamos… por momentos deseamos que se retrase… por momentos, la olvidamos!!! Por eso el Señor nos hace mirar estas señales impactantes y, en esta oportunidad, nos dispondremos a analizar estos hechos a la luz de la Palabra de Dios.

Sesenta años atrás también ocurrió un gran sismo en un país latinoamericano, en el vecino Chile, pero de magnitudes superlativas. Desde ese momento no ha habido otro terremoto igual. Los estudiosos lo cuentan como “el más terrible y devastador de la historia de la humanidad”. Ocurrió el 22 de Mayo de 1960.

Justamente, dos años antes, los Misioneros Juan Pedro Marino y Armando Di Pardo habían visitado la zona, llevando el Evangelio. Luego de la catástrofe, se realizó una reunión especial para analizar el tema bíblicamente. La conferencia tuvo la apertura a cargo del Pastor Arturo Poletti. Luego hizo una introducción el Pastor Marino, para dar lugar al mensaje central. El lenguaje es muy profundo y de extensas dimensiones, por lo que hemos decidido acortarlo para este Boletín Juvenil. Quien desee leer la versión completa, podrán solicitarla por mail a esta Revista.

Si bien refiere a un evento de catástrofe natural (como se le puede llamar), las enseñanzas pueden ser aplicadas a la actualidad en que la peste del COVID 19 ha paralizado y conmovido a la humanidad. Esperamos sea de mucha bendición y exhortación a todos nosotros los editores y a los lectores.

La Redacción.

Recuerdos de un viaje y dolor de un drama:

Por el pastor J. P. Marino

En el aspecto geográfico, la parte central del país vecino y el sur del mismo, es lo más hermoso de toda esa nación. Por supuesto, en todo el mundo pueden hallarse lugares hermosos, a los cuales Dios ha dotado de singulares bellezas, pero el sur de Chile manifiesta una conjunción de factores geográficos de tal naturaleza que otorgan al paisaje características verdaderamente notables.

¿Cómo es posible que en lugares tan hermosos ocurran desastres tan terribles? Si Dios permite que las bellezas que El mismo ha creado sean destruidas por las fuerzas que están bajo Su control, motivos muy serios ha de tener para ello.

Otro hecho muy importante está relacionado con la respuesta que el Evangelio encuentra en el pueblo chileno y muy especialmente en el sur del país. Allí nos encontramos con numerosas Iglesias con cientos y aún miles de miembros. Además, la atención que reciben las predicaciones es notable; cualquier predicador puede detenerse para dar su mensaje en cualquier parte, en la esquina de una calle o en una plaza, que siempre tendrá oyentes interesados en su palabra.

Aquí en la República Argentina se anuncia una conferencia Evangélica y acuden las almas, pero su número no es comparable con las que acuden al llamado allá en Chile. Recuerdo en la ciudad de Chillan, tantas veces castigada por los terremotos, la gran respuesta que tuvimos en nuestras reuniones y conferencias. Será precisamente por los graves y terribles trances que ha tenido que pasar esa gente, pero el hecho cierto es que quizá como en ninguna otra parte de América y aún del mundo, el mensaje del Crucificado halla tan amplio eco en los corazones.

Hay allí un ansia de conocer y un deseo ferviente de hallar algo superior a las fuerzas humanas donde encontrar refugio frente a los graves problemas que plantea la fragilidad de la vida presente.

A esto sumamos ahora las numerosas cartas que hemos recibido de los creyentes chilenos, donde se nos relatan cosas realmente terribles. Los mismos hijos de Dios sufriendo en sus cuerpos, casas y bienes el embate violento de los elementos desatados. Cristianos evangélicos orando en un templo y al rato ver todo arrasado por el mar. Pastores evangélicos cuyas casas, levantadas a costa de los mayores sacrificios, son tiradas al suelo por los terremotos. En fin, una serie de tremendas circunstancias que llevaron a los mismos creyentes a formularse serias preguntas acerca de las causas de tan grandes desastres.

Precisamente una de las cartas recibidas decía en uno de sus párrafos: -"Esto es imposible de describir, ya que después del terremoto (está hablando de Talcahuano) empezó a subir el mar y este puerto es una península, de modo que tiene mar por norte, sur y oeste. Se apoderó entonces un pánico colectivo enloquecedor en la gente que huía a los cerros como locos escapados de un manicomio. Los cerros aparecían así cubiertos de miles de seres humanos que soportaban el frío intenso alrededor de fogatas que en medio de la noche ofrecían un espectáculo dantesco e imposible de olvidar jamás: niños y mujeres llorando de frío y miedo; los fuertes remezones que no cesaban, hacían que la situación creada fuera imposible de describir con palabras... ". "Más al sur el mar arrolló e hizo desaparecer por completo puertos y cambió la geografía de nuestro territorio. A veces, no comprendo por qué el Señor nos castiga tanto...".

Esta última frase es el tercer hecho que deseo señalar, pues si llamó nuestra atención que en zonas tan bellas y con corazones tan dispuestos para escuchar el Evangelio ocurriesen estas cosas, ciertamente más graves interrogantes plantea la pregunta que tantos creyentes se habrán formulado en estos días, como lo hiciera la autora de la carta mencionada ¿Por qué el Señor nos castiga tanto? ¡No lo comprendo!

Y no porque a esa cristiana le faltara fe, como se puede apreciar a través de otros párrafos de su carta, sino que el dolor, el sufrimiento moral y físico, las penurias de todo tipo ¡habían sido tantos, que su mente no hallaba respuesta adecuada!

Tenemos nosotros también, entonces, que pensar seriamente en estas cuestiones y así lo hemos hecho, buscando una explicación a estas cosas que han sucedido. Pero... ¿dónde hallar la respuesta adecuada? Si la buscamos en nosotros mismos surgirá la misma inquietud que nació en estos hermanos chilenos ¿Por qué? Una contestación humana no es la solución.

Por esta causa nuestro tema apela a las Sagradas Escrituras a cuya luz queremos examinar estos hechos. Sólo en ellas puede hallarse La Luz que ilumine nuestra razón en estas circunstancias. En este sentido y bajo su advocación queremos que Dios nos dé la respuesta que Él tiene para estos hechos. Porque el Todopoderoso tiene una respuesta para los sismos chilenos.

Que la explicación que Dios tiene para estos terribles eventos nos sea dada. Esta es nuestra intención, nuestro íntimo anhelo, para que nosotros y vosotros y muchos, muchos otros experimentemos la convicción de que si Dios permite algo, por ser tal, como lo es, tiene sus Justas Razones para ello. Y como Dios Justo y Amante, si permite sucedan estos hechos teniendo en Sus manos los medios para evitarlos, es porque son necesarios.

En consecuencia, aún frente a lo tremendo de las fuerzas de la naturaleza desatadas sobre el hombre, debe alzarse nuestra voz de alabanza y gloria al Creador, acompañando el sonido del mar y de la tierra y diciendo con el salmista David: "Aleluya! Alabad a Jehová porque es bueno; porque para siempre es Su Misericordia". (Salmo 106:1).

Mensaje dado por el pastor Sr. Armando Di Pardo el día 23 de Julio de 1960, en el salón auditórium calle 4 nº672 (La Plata - Argentina)

Los movimientos sísmicos de Chile a la luz de las Sagradas Escrituras

por el Pastor Armando Di Pardo

Estimados hermanos en Cristo y amigos. En Primer término, mi gratitud a Dios por el privilegio concedido inmerecido a todas luces de ocupar este sitial.

Y pensando en ello, recuerdo lo que leyera respecto de los pescadores bretones, quienes, al aprestar sus frágiles barquitos para aventurarse en la alta y procelosa mar, levantaban sus ojos al cielo y clamaban: -"¡Ayúdame, oh Dios. Mi barca es tan pequeña y tu océano es tan grande!" Y creo que esas palabras se me aplican con toda propiedad, pues la mente limitada, finita, no puede por sí misma penetrar los insondables misterios de la Sabiduría de Dios. Como lo expresara el apóstol de las gentes: -"Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios sino el Espíritu de Dios". (1ª Corintios 2:11). Por ello mismo, al aventurarnos ahora en aguas muy profundas, imploremos humildemente: ¡Ayúdanos, oh Dios. Concédenos que Tu Espíritu nos ilumine y revele Tu Verdad! Así sea. Amén.

Introducción:

ASÍ habló la Palabra de Dios, por el profeta Isaías, siete y medio siglos antes del Señor Jesús:

"De lo postrero de la tierra, oímos salmos: ¡Gloria al Justo! Y yo dije: ¡mi flaqueza, mi flaqueza, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado... con prevaricación de desleales. Terror y sima y lazo sobre ti, oh morador de la tierra. Y acontecerá que el que huirá de la voz del terror, caerá en la sima; y el que saliere de en medio de la sima será preso del lazo: porque de lo alto se abrieron ventanas y temblarán los fundamentos de la tierra. Quebrantaráse del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. Temblará la tierra vacilando como un borracho y será removida como una choza; y agravaráse sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará". (Isaías 24:16-20).

… afirmamos, a la luz de esta Palabra de Dios, la verdad trascendente que surge de su texto: ¡Este es un universo moral, regido por un Dios de Justicia!

Y a veces, Dios mismo nos lo hace recordar en forma terrible, necesaria y especialmente, en tiempos peligrosos cuando la Justicia y la Verdad no parecen entre los hombres; en tiempos de confusión, de apostasía, de "prevaricación de desleales", como reza el texto, cuando la Palabra de Dios es resistida, rechazada, o negada y apenas si pueden ser discernidos los testigos veraces del Único, Eterno y Verdadero Dios y entonces, por extensión legítima, deben adquirir vigencia en las conmociones de la naturaleza las palabras del Señor: -"Os digo que si estos callaren, las piedras clamarán". (Lucas 19:40).

¡Dios apela al corazón! ¡Quiere despertar y redargüir, amorosa aunque vigorosamente, la conciencia! ¡Él quiere que todos los hombres sean salvos! Pero, quien "hollare al Hijo de Dios y tuviere por inmunda su sangre preciosa e hiciere afrenta al Espíritu de Gracia", no podrá escapar del condigno castigo, porque: ¡HAY DIOS, Y EL HOMBRE ES UNA PECADORA CRIATURA RESPONSABLE; LUEGO: HAY JUICIO! Por eso, cuando en alguna de tantas formas de expresión universal se levanta La Voz que glorifica al Justo, el pecador se espanta. ¡Canto y Terror! ¡Tenedlo presente!

“Los sismos Chilenos”:

Dicen los especialistas que ocurren por año más de diez mil temblores de mayor o menor intensidad, casi siempre en cadenas de montañas o lugares desérticos. Pero esta vez saltaron las agujas, y al proceder al examen de los gráficos pertinentes, los hombres de ciencia quedaron suspensos. Y si hemos de atenernos a las noticias dadas a conocer por órganos serios de información, lo que había ocurrido en las zonas central y sur de Chile ¡no tenía paralelo en la Historia desde el tiempo del diluvio universal!

Es que se había dado, en trágica conjunción, la conmoción de todas las fuerzas conocidas de la naturaleza: terremotos, maremotos, erupciones volcánicas, tempestades de viento y lluvia e intenso frío, todo en el más alto grado. La furia sísmica sacudió y afectó una zona de mil kilómetros de longitud por 150 de ancho, casi una tercera parte del territorio total del país hermano, modificando su geografía. Diez de sus provincias con más de dos millones de habitantes fueron azotadas durante tres días con sus noches. Más de 3000 muertos o desaparecidos. Incontable número de heridos o afectados por traumas psíquicos y trastornos nerviosos. Muchos cientos de miles quedaron sin hogar. Las pérdidas materiales sobrepasaron en mucho los 500 millones de dólares. Los pobladores vivieron horas de hondo dramatismo en medio de escenas dantescas comparables con las que Isaías refiere en el pasaje leído. Huir del mar enfurecido para caer en las profundas grietas de una tierra tremante. Escapar a las montañas para enfrentar cerros que se desmoronaban o volcanes vomitando lava. Todo ello agravado aún más por el rigor del clima invernal y, por momentos, por el estallido de truenos y rayos descargándose en medio de lluvia torrencial. ¡Todo, del todo y casi de golpe! Como lo declaró a la prensa un testigo aterrado: "¡Parecía que había llegado el fin del mundo!" (* Las cifras de víctimas y daños son extraoficiales.)

“Razones”

Los hombres de ciencia dicen que se trata de movimientos deformativos en la corteza terrestre. Y otros técnicos, observando que las erupciones volcánicas suelen coincidir con tormentas en el sol, sugieren la probable relación de tales disturbios. Pero nadie sabe ni puede decir, a ciencia cierta, cuáles son las causas que originan y desencadenan los sismos y cataclismos.

Otras personas, menos versadas pero más confundidas, dicen así: es la fatalidad, el destino inexorable.

Y mientras otros, postrados de rodillas, pedirán respuesta y clemencia al Todopoderoso, no faltarán aquéllos endurecidos de corazón que gritarán neciamente: ¡no hay Dios!

Pero: ¿qué dicen las Sagradas escrituras?

- “Viéronte las aguas, oh Dios; temieron; temblaron los abismos. Las nubes echaron inundaciones de aguas; tronaron los cielos y discurrieron tus rayos... Estremecióse y tembló la tierra" (Salmo 77:16 a 18). "En Dios hay una majestad terrible" (Job 37:22).

No existe poder humano capaz de evitar los cataclismos. Sólo Dios puede hacerlo: pero no lo hace. La humanidad es conmovida; vibran los sentimientos y la solidaridad se manifiesta. Pero: ¿Y el Dios Omnipotente? No hay alternativa: Él lo permite o lo dispone, como se quiera; y la conclusión es una, no forzada sino forzosa: ¡Dios, Justo y Terrible, visita en Juicios impostergables, a la humanidad!

Las Sagradas Escrituras testifican en forma masiva, que las conmociones en la naturaleza, los cataclismos, los terremotos, maremotos, el fuego que vomitan los volcanes ¡hablan el lenguaje de los Juicios de Dios! ¡Oíd!, es Su Palabra que dice: -"De Jehová de los Ejércitos serás visitada con truenos y con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad y llama de fuego consumidor". (Isaías 29:6). -"El cual mira a la tierra y ella tiembla; toca los montes y humean." (Salmo 104:32). -"Que arranca los montes con su furor y no conocen quien los trastornó; que remueve la tierra de su lugar y hace temblar sus columnas." (Job 9:5,6).

¿Por qué ocurren los cataclismos?

La Biblia da Su respuesta: "La tierra fue conmovida y tembló; y moviéronse los fundamentos de los montes y se estremecieron, PORQUE SE INDIGNÓ EL." (Salmo 18:7).

¡Porque Dios se indignó!, dice la Biblia, que también revela que la indignación de Dios, manifiesta Su Justicia airada contra el pecado:

"He aquí que Jehová vacía la tierra, y la desnuda, y trastorna su haz, y hace esparcir sus moradores... Destruyóse, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra, Y la tierra se inficionó bajo sus moradores; PORQUE traspasaron las leyes, falsearon el derecho, y rompieron el pacto sempiterno. POR ESTA CAUSA la maldición consumó la tierra y sus moradores fueron asolados. POR ESTA CAUSA fueron consumidos los habitantes de la tierra y se disminuyeron los hombres." (Isaías 24: 1 a 6).

Es Dios mismo el que actúa y son Sus Juicios los que se desatan sobre los hombres y sobre la tierra, inficionados por el pecado.

-"¡Porque traspasaron las leyes!". Esto es pecar, porque el pecado es transgresión de la ley y su justa paga es la muerte y condenación del pecador. Desde el principio, desde su primera transgresión, el hombre ha debido sufrir las consecuencias de su rechazamiento de Dios, tanto en su relación con El cuanto en su relación con la tierra. Esta, creada para ser su morada de delicias, pronto cayó bajo maldición por causa de su pecado y desde entonces, cuando así lo ha juzgado necesario, Dios la ha usado como un medio de reprensión y castigo. Mirad al monte llamado "de la Calavera" y veréis escrita la triste historia del hombre caído; y entenderéis que era precisamente allí donde debía ser levantado el Hijo de Dios, pues era símbolo y figura de lo que el pecado ha hecho en y con el hombre y de lo que éste ha hecho a causa de su pecado: ha destruido lo más glorioso de esta presente creación: el rostro humano, con lo que implica de capacidad racional, intelectual, moral y espiritual, por sobre toda otra criatura de este mundo. Al transgredir toda ley natural y moral, le advino el deterioro de todo su ser al punto que: "desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa ilesa, sino herida, hinchazón y podrida llaga.” (Is. 1:6).

-"Porque falsearon el derecho!". Se ignoran voluntariamente los supremos derechos de Dios sobre los hombres.

-"¡Porque rompieron el pacto sempiterno!". Puesto al día, esto es desplazar a la Biblia, a la adoración a Dios en espíritu y en verdad, y a la fe en Jesucristo en quien fue revelado, establecido y confirmado el Nuevo Pacto de Eterna Salvación, para dar lugar al error, la mentira, idolatría, superstición, apostasía e incredulidad.

¿Qué cabe esperar entonces del Dios de Amor, Bondad y Misericordia, que también es Justicia, Verdad y Santidad? Oíd a Pablo, apóstol: "Manifiesta es la ira de Dios del cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que detienen la verdad con injusticia." (Romanos 1:19).

Las costumbres que apenas si escandalizan a muy pocos y ya no asquean a casi nadie, para Dios son abominables. Placeres fáciles y vicios mil: literatura pornográfica; bailes, música y canciones frenéticas, melosas o baboseantes; tabacos, alcohol y drogas intoxicantes; amor al dinero y culto al cuerpo con sus modas escandalosas, lujo y maquillaje ofensivos; "neo-realismo" con sus obligados temas de sexo, adulterio, crimen y desnudos físicos y psicológicos que, bajo el rótulo de "libertad de expresión del arte" ocultan la impudicia o la prostitución de la estética y de la ética; violaciones, abortos, trata de blancas; ruletas, naipes, loterías; carreras de caballos y otros concursos con sus multitudes alucinadas e histéricas en proporción de mil a uno con las minorías que asisten a los templos donde se adora al Dios Verdadero; emporios del hampa y monstruosas organizaciones aprestadas para producir y explotar tanta inmundicia, y que apenas si alcanzan a ser "vigilados" por autoridades u organismos oficiales tantas veces insuficientes o inadecuados, cuando no venales, livianos en la represión y nulos en la prevención. Todo esto y más aún, está intoxicando la mente, desvergonzando el pudor y desnaturalizando el carácter de la criatura humana. Está subordinando los altos valores del espíritu a la materia e induciendo a la insubordinación moral y al desborde del libertinaje. Los resultados están a la vista: perversión, enfermedades sociales, disolución del vínculo familiar, delincuencia infanto-juvenil, inmoralidad y amoralidad, sin precedentes.

Aún en las esferas más altas de la ciencia y la cultura, muchos hay que, mareados por los logros de la investigación y la técnica, niegan al Creador para rendir culto a la criatura.

En el mismo campo de la religión muchos continúan engañándose con el falso concepto de que "cumplen con Dios" si adhieren más o menos formalmente a los ritos, tradiciones o fiestas llenas de liturgia y pompa de determinada Iglesia o confesión; ni faltan quienes creen que con su dinero pueden comprar el favor de Dios para ellos y los suyos, como si Dios fuese un mercader y su altar un mostrador.

Y qué decir de cierta especie híbrida de profesos "cristianos" que creen en Dios como si fuera un mero sirviente hecho al encargo para satisfacer sus deseos y caprichos y cuyas "devociones" se resumen en una sola palabra: "DAME". "Dame Dios: gloria para el más allá y buena vida para el más acá: dinero, salud, éxito y protección. Dame... pero no me conturbes con arrepentimiento, entrega del corazón y negación de mi voluntad para hacer la tuya; nada de sacrificio vivo ni crucifixión de mis afectos, concupiscencias y orgullo; nada de regeneración y santificación, estudio de la Biblia, vida de oración, apartamiento del mundo y resistir al diablo; nada de humillación, fruto del Espíritu, y dones en acción, ni fidelidad hasta la muerte. ¡Dame, dame, arremángate Tú, Omnipotente, y sírveme!".

Es cierto que Dios es Amor, que Dios perdona, salva, protege, consuela y da paz aquí y por la eternidad. Pero todo ello y más aún, porque si en Su Amor proveyó, en Su Justicia INMOLÓ sobre la cruz del Gólgotha al Cordero Divino. Dios reconcilia, limpia, regenera, santifica y glorifica al pecador: ¡porque el Hijo expió con su sangre preciosa el pecado y la culpa del ¡hombre! Por eso mismo, por esa conjugación sublime del Amor y la Justicia de Dios en la Persona y Obra de Jesucristo, es locura, necedad y absurdo pretender impunemente lo imposible: ¡tomar de tan gran Amor y de tan gran Dolor en un sacrílego acto de mera y liviana credulidad, y pensar que con ello puede hacerse del Señor, un sirviente!

En nuestro día, se tiene tiempo para ganar y gastar dinero; se tiene tiempo para trabajar y para pasear, para el cine, la radio, la televisión, el teatro, el baile, los placeres y los vicios: PERO NO SE TIENE TIEMPO PARA DIOS. Escasean los verdaderos adoradores pero sobreabundan los idólatras o supersticiosos que van tras los falsos dioses de este siglo neo-pagano. Escasean los de espíritu quebrantado y corazón contrito y humillado que se rinden al Señor que rompió el suyo en la cruz por salvarnos. Escasean los que doblan las rodillas al Altísimo, Quien envió a Su Propio Hijo para alzarnos del estiércol, como lo declara explícitamente el Salmo 113, y lavarnos, purificarnos, limpiarnos, vivificarnos, engendrarnos, santificarnos y glorificarnos, como lo testifica la Biblia toda; y entonces: ¡a nadie extrañe que llega el día en que el Señor sacuda al mundo como nunca antes, en su Santa Indignación!

"Porque haré estremecer los cielos y la tierra se moverá de su lugar, en la INDIGNACIÓN de Jehová de los Ejércitos, y en el día de ¡LA IRA DE SU FUROR!". (Isaías 13:13). ¿No son bastantes ya las razones que la Palabra de Dios nos ha dado para contestar nuestra pregunta de por qué ocurren los cataclismos? Sí, lo son. Pero confirmémoslas con una más. Se encuentra en la cruz, donde el Señor Jesús fue clavado vivo en sacrificio vicario por nosotros, pecadores. Y fue sobre ella, transido de dolor cual ningún dolor, hecho receptáculo de los pecados del mundo, que el Cordero Divino clamó con grande voz: -"¡DIOS MIÓ, DIOS MIÓ!, ¿POR QUE ME HAS DESAMPARADO?". Y es en la respuesta a esa trágica pregunta del Cordero Vicario que se halla, asimismo, la contestación al por qué de los cataclismos: ¡JUICIOS, JUICIOS DE DIOS!

"La tierra tuvo temor y quedó suspensa, cuando te levantaste, oh Dios al juicio, para salvar a todos los mansos de la tierra". (Salmo 76:7 a 9).

Y cuando el Hijo de Dios, concluida la obra sacrificial, dio el Espíritu al Padre: "...la tierra tembló y las piedras se hendieron...”, dice el Evangelio. (Mateo 27:50 a 54).

¿Por qué en Chile?

NO ES -Entiéndase bien- porque los Chilenos sean más pecadores que los otros.

Vienen al caso, aquellas palabras que el Señor dijo a sus discípulos refiriendo a un temblor de tierra que tiró una torre en Siloé y mató a 18 personas:

"¿Pensáis que ellos fueron más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalem? No, os digo: antes si no os arrepintiereis, todos pereceréis asimismo". (Lucas 13:4,5).

En el capítulo 24 del Evangelio según S. Mateo, versos 6 a 8, hallamos que el Señor Jesucristo, contestando a sus discípulos que inquirían sobre el fin de los tiempos, les dijo: "habrá guerras y rumores de guerras”; “habrá pestilencias y hambres y terremotos por los lugares"; "y todas estas cosas, principio de dolores".

"Guerras y rumores de guerras": la radio y los periódicos y los cables de las agencias noticiosas del mundo, nos mantienen sobre ascuas en cuanto a esto. No sabemos, al despertarnos por la mañana, si ese será el día "H" que nos traerá la tercera guerra mundial. No gastaremos tiempo en hablar de esto tan público y notorio.

"Pestilencias": millones han muerto por plagas tremendas. Al terminar la primera guerra mundial, no menos de 10 millones murieron de gripe en doce semanas. Y ni bien los verdaderos hombres de ciencia, esos héroes encerrados en sus laboratorios consiguen aislar algún virus y dar con algún remedio eficaz, surgen nuevas pestes que reclaman su atención.

"Hambres": sobre los talones de la primera guerra mundial, advino el hambre en China que azotó a 13 millones de personas sin que nadie sepa cuántos murieron. En 1921, el valle del Volga en Rusia, considerada la tierra más fértil de Europa se secó: 30 mil personas morían diariamente de hambre y fue necesario cuidar los cementerios para evitar actos de canibalismo. En 1929, otra vez en China, más de 20 millones fueron víctimas de una grande hambre y esto duró hasta el 30 de marzo de 1931 temiéndose la muerte de más de dos millones antes que pasara. ¡Entonces los perros, gatos y ratas eran delicadezas y fue común cocinar y comer carne humana. En 1944 y al terminar la segunda guerra mundial advino otra plaga de hambre. Algunos "científicos" y también ciertos "religiosos" no proponen mejor solución sino cortar o reducir la procreación humana... aunque en otras partes del globo, sobren alimentos y hasta se tiren cuando conviene a los que mercan con sus precios.

Pero lo que hoy nos toca son las palabras: "Y terremotos por los lugares". Siempre los ha habido, sin duda, y muy grandes. Pero los acontecidos en nuestro propio siglo superan en cantidad a todos cuantos se tienen registrados en la historia. Y ahora se han batido todos los récords en cuanto al grado de potencia destructiva. Y si los entendidos en cuestiones tan serias nos dicen que lo acontecido en Chile es un cataclismo que no ha tenido igual desde los días de Noé, no es extraño que recordemos otra predicción del Señor: -"MAS COMO LOS DÍAS DE NOÉ, ASI SERA LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE" (Mateo 24:37). Y aunque refiérese luego al modo de vivir de las gentes y a lo repentino del diluvio, si el Señor dijo: -"¡Será como en los días de Noé", y los hombres dicen hoy que: "desde los días de Noé" no se recuerda catástrofe igual a los sismos de Chile, la coincidencia es notable, los paralelos que pueden trazarse también lo son y por lo tanto, estos sismos adquieren significado especial dentro del "principio de dolores" y reclaman, por su fuerza, un lugar junto a las señales más altas, del pronto retorno del Señor.

Añádase a ello, el hecho muy significante que si proyectamos la profecía de Isaías 24:16 a una escala mundial y miramos a un mapamundi, ¡SOLO EL SUR DE CHILE podrá señalarse por su ubicación continental, como "LO POSTRERO DE LA TIERRA" desde donde La Voz que daba "¡Gloria al Justo!", haría temblar al mundo y a la humanidad. Entiéndase así que, aparte de cualquier otro más pleno cumplimiento de esa profecía, los sismos del sur de Chile participan de su mensaje como un aviso al mundo y una clarinada de alerta a los Cristianos.

Mis amigos: la Dispensación de la Gracia de Dios llega ya a su fin. Pisamos ahora los umbrales del tiempo en el cual Dios debe apelar a medios heroicos para sacudir a las almas perdidas, víctimas voluntarias y culpables del más grande cataclismo habido y por haber: -¡El del frío del corazón y cauterización de la conciencia; la honda y horrible tragedia del frío en el alma, muerte presente que asegura condenación eterna del que rechaza al Salvador Cristo Jesús! ¡Y ese cataclismo se da allí, en el fondo de tu propio corazón, si aún estás sin Dios, sin Cristo y sin esperanza! ¡Sé salvo mientras hay tiempo!

Mientras hombres, mujeres y aún niños del mundo entero son conmovidos y envían ropas, dinero, medicinas y alimentos: -¿Qué hace el Dios Todopoderoso, que nos amó tanto que envió a Su Hijo a morir en un madero por salvarnos? -Pues apela por el dolor al endurecido corazón, conmoviéndolo por un instante, para que vuelva al Gran Dolor del Crucificado.

Cuando el Altísimo mueve un poco la tierra para que las conciencias vuelvan en sí por un momento, entonces grita el necio: ¡no hay Dios!; el recalcitrante escupe su: "¿dónde está la misericordia?"; y el cínico indiferente nos vuelve las espaldas como si nos dijera: -“a mí no me venga con prédicas, pues nada me importa.”

¡Oh, pecador: si todavía queda en tu alma un átomo de luz, no la apagues! Comprende que por dura que sea, la mano de Dios es todavía amorosa.

Salmo 29: -"Voz de Jehová sobre las aguas: hizo tronar el Dios de Gloria: Jehová sobre las muchas aguas. Voz de Jehová con potencia; Voz de Jehová con gloria; Voz de Jehová qué quebranta los cedros... e hízolos saltar como becerros... Voz de Jehová que hará temblar el desierto".

¿Escucharán La Voz? En medio del estallar del trueno, del mugir del viento, del rugir de la tempestad, de los elementos desencadenados, del caos, del cataclismo: ¡VOZ DE DIOS QUE CLAMA EN EL DOLOR DE SU AMOR A UNA HUMANIDAD DESAMORADA! – “¡VOLVEOS, VOLVEOS, ¿POR QUE MORIRÉIS?! ¡CONVERTIOS Y VOLVEOS DE TODAS VUESTRAS INIQUIDADES, QUE NO QUIERO LA MUERTE DEL QUE MUERE, DICE EL SEÑOR! ¡CONVERTÍOS Y VIVIRÉIS!” (Ezeq. 18:30-32).

Señales para las naciones:

¡Oh, mis amigos! Muchas cosas se han dado en Chile, que hacen que miremos estas cuestiones tan graves de sus recientes sismos con ojos espirituales. Le ha tocado al dolor del pueblo chileno, ser un heraldo al mundo entero. Su honda tragedia es, en esta parte, su honroso y grande privilegio. ¿Lo entenderán ellos mismos y la humanidad? ¿Lo entenderás tú, aquí, en esta hora? ¿Entregarás tu corazón al Señor, Tu ¡Salvador?

"Y todas estas cosas, principio de dolores"

Así lo dijo el Señor Jesús. ¿Qué será su culminación? Llegará un día, cuando los cielos serán conmovidos y aparecerá el manso cordero de Dios viniendo en Juicio y entonces muchos clamarán a las montañas:

"Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquel que está sentado sobre el trono y de la ira del Cordero: porque el gran día de su ira es venido; y ¿quién podrá estar firme?". (Apocalipsis 6:16,17).

Hoy, huyen los .hombres de los montes que caen... pero, si persisten en la dureza de sus corazones, en su mofa del Calvario, en el rechazamiento del Evangelio, en la idolatría y superstición, llegará un día en que ellos mismos pedirán que se desencadenen terremotos, que las montañas caigan sobre ellos y los sepulten en vida para no ver el rostro del manso Cordero de Dios, hoy de Amor, mañana de Ira.

¡Sería bueno, muy bueno, que ahora mismo nos entregásemos al Señor! Está por dar la hora en que Dios cerrará las puertas de Su Gracia y entonces será tarde. La "sal" y la "luz" espiritual serán pronto quitadas de este mundo y gran tribulación seguirá sobre todos aquellos que rechazan ahora su última oportunidad de salvación.

LOS INCRÉDULOS deben ser llamados a la realidad de la vida y de la muerte eternas. Deben reaccionar mientras aún hay tiempo, arrepentirse de sus pecados y confiar plenamente en Cristo Jesús. Es el diablo y sus demonios que susurran sutilmente: -¡Déjalo para después! Es Dios y sus ángeles y sus mensajeros que dicen: -¡He aquí ahora el tiempo aceptable! ¡He aquí ahora el día de salud! Si aún no eres salvo: ¡mira, que lo seas ahora mismo! El dolor del Crucificado te es alcanzado otra vez, por medio del mensaje del dolor de Chile y la voz de este siervo en esta hora, para que aceptes al Salvador. ¡NO DEMORES: ARREPIÉNTETE Y CREE AL EVANGELIO! ¡ENTREGA TU CORAZÓN Y RECIBE A CRISTO! ¡EL TE LLAMA: ¿OIRÁS, TÚ, INCRÉDULO?

LAS NACIONES deben ser notificadas del mensaje que les llega desde "lo postrero de la tierra". Si es verdad que Dios "de cualquier nación que le teme y obra Justicia se agrada" (Hechos 10:36), también es cierto que "el pecado es afrenta de las naciones" (Proverbios 14:34) y que los Juicios de Dios se desatan contra ellas por sus pecados, como lo llevamos visto a través de este estudio. ¿OIRÁN LAS NACIONES?

LA IGLESIA debe ser sacudida. "Es hora de que el juicio comience de la casa de Dios". El retorno del Señor está en verdad cercano. Preparémonos, volviendo a la Biblia, EN TODO. Los grandes cataclismos del día presente, nos recuerdan que está escrito: "Porque así dice Jehová de los Ejércitos: De aquí a poco haré yo temblar los cielos y la tierra, y la mar y la seca: Y haré temblar a todas las gentes, Y VENDRÁ EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES; y henchiré esta casa de gloria, ha dicho Jehová". (Haggeo 2:6,7).

¿Necesitaremos aún más pruebas para que sepamos discernir las señales de los tiempos? ¡No resistamos más La VOZ que clama en el desierto! -"Aparejad el camino del Señor, haced derechas sus sendas". "El que tiene oídos para oir, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias".

¡ALERTA! ¡'MARANATHA! ¡HE AQUÍ NUESTRO SEÑOR VIENE!

Salvación, Santidad, Fidelidad

Es preciso y corre prisa, que los perdidos sean salvos, que los salvos sean santos y que los santos sean fieles. Si somos en verdad del Señor, rendidos a Él y sometidos a Su Palabra, no temamos. Aún sufrientes, seremos por El sustentados. Su promesa nos ampara y El la cumplirá. "Jehová dará fortaleza a Su pueblo; Jehová bendecirá a Su pueblo en paz". (Salmo 29:11).

¡Arriba corazones! Recordemos, hermanos, para nutrirnos de coraje santo y viril, que está escrito:

"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sea removida; aunque se traspasen los montes al corazón de la mar". (Salmo 46).

Y que el Rey de reyes y Señor de señores ha dicho a los suyos: "He aquí, Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". (Mateo 28:20).

"Y he aquí yo vengo presto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra". (Apocalipsis 22:13).

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