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Foto del escritorIglesia Cristiana Evangelica Tandil

Mi Testimonio (mi gran pez) - Andrés Vargas


 

Para los que no me conocen, soy Andrés y seguramente varios de ustedes estuvieron orando por mi condición de salud hace un tiempito.

Desde muy jovencito que conozco la Palabra de Dios, me convertí en un campamento en Mar del Sud en el camping La Ponderosa. Tenía entre 12 y 13 años cuando el Señor me habló, diciendo que necesitaba un Salvador para que me limpie de mis pecados y me salve de la condenación eterna. Así lo reconocí, recuerdo que lloré mucho ese día tan especial.

 

Luego, pasaron los días, meses y años, aún era muy joven para comprender lo que le costé a Jesús en esa cruz dolorosa. Poco a poco mis amistades me fueron apartando del verdadero camino, me volví rebelde, no queriendo oír realmente a Dios ni los buenos consejos que otros me daban. Si bien iba a las reuniones de jóvenes, mi mente no estaba presente. Salía a bailar y renegaba de mis padres. Hasta tuve el desagrado de caer en las drogas. Creía que era una manera de olvidar los problemas, pero sucedió todo lo contrario. Hice cosas muy malas, olvidando a Cristo, le robé el tiempo a Dios dándole la espalda muchas veces.

No entendía lo que Él quería para mi vida. Sin embargo, nunca me dejó, me rescató de las adicciones y nunca más tuve ataques de pánico. Así, me entregué nuevamente a Él.

 

Tiempo después conocí al segundo amor de mi vida, Camila. Yo quería un trabajo estable, necesitaba uno. Entonces estudié un año en la escuela de policía de Bahía Blanca y cuando salí de ahí, tuve que hacer otros 8 meses de curso en la fuerza especial GPM motorizada en Ezeiza. Con un sueldo seguro y un futuro más o menos estable, nos casamos el 7 de octubre de 2021.

En esos tiempos me tocó trabajar en Buenos Aires, recorriendo las villas como San Martín, Ciudad de Evita, entre otras. Me tocó ver corrupción y muchas cosas malas dentro de la fuerza y mi corazón se fue enfriando nuevamente con las cosas de Dios. Me ocupaba más de las cosas materiales que de las espirituales. Estaba más en el trabajo que en mi propia casa con mi esposa. Tuvimos conflictos por eso.

 

Sin embargo por Su misericordia, Dios previno “un gran pez en mi vida”. A principios del año pasado comencé a sentirme mal. Perdí la sensibilidad en las piernas, la fuerza y me caía. Me costaba caminar. Mi esposa me insistía para que fuese al médico. Pero yo pensaba que tenía que seguir trabajando para ganar más dinero. Para tener un mejor futuro. Hasta que un día me desvanecí en el trabajo y no tuve otra opción que ir al médico. Me hicieron varios estudios y en uno de ellos, una resonancia magnética, me diagnosticaron un tumor espinal extradural. En simples palabras, el tumor estaba haciendo compresión en la médula lo que hacía que yo perdiera la sensibilidad motora, literalmente quedando paralítico.

 

En ese momento me sentí como Jonás. Yo sabía que ese mal había venido por mi rebeldía. Dios previno esta gran enfermedad a mi vida para enderezar mis pasos.

 

Jonás 2: 2-10

2 Y oró Jonás desde el vientre del pez á Jehová su Dios,

3 Y dijo: Clamé de mi tribulación á Jehová, Y él me oyó; Del vientre del sepulcro clamé, Y mi voz oíste.

4 Echásteme en el profundo, en medio de los mares, Y rodeóme la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.

5 Y yo dije: Echado soy de delante de tus ojos: Mas aún veré tu santo templo.

6 Las aguas me rodearon hasta el alma, Rodeóme el abismo; La ova se enredó á mi cabeza.

7 Descendí á las raíces de los montes; La tierra echó sus cerraduras sobre mí para siempre: Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.

8 Cuando mi alma desfallecía en mí, acordéme de Jehová; Y mi oración entró hasta ti en tu santo templo.

9 Los que guardan las vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan.

10 Yo empero con voz de alabanza te sacrificaré; Pagaré lo que prometí. La salvación pertenece á Jehová.

 

Gracias a Dios y las oraciones de cada uno de ustedes salió todo bien en la operación y recuperé la movilidad de mis piernas. Y quiero destacar que me  fue necesario pasar por este dolor para reflexionar sobre lo que estaba haciendo con mi vida, y por esto puedo decir que quiero realmente seguir a Cristo.

 

Romanos 6:4

Porque somos sepultados juntamente con él á muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.

 

 

Andrés Vargas, ICE en Miramar

 

 

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