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  • Foto del escritorIglesia Cristiana Evangelica Tandil

No dejes minar tu casa



Esto empero sabed, que si supiese el padre de familia á qué hora había de venir el ladrón, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.” Lucas 12:39

Estas son palabras dichas por Jesús refiriéndose al tiempo de Su Segunda Venida. Compara Su regreso repentino con la llegada de “un ladrón”. “Porque vosotros sabéis bien, que el día del Señor vendrá así como ladrón de noche.” (1Ts 5:2 )

Dentro de dicho contexto analizamos esta exhortación, aprendiendo del siervo vigilante que espera fielmente a Su Señor, aun sin saber con certeza el día ni la hora exacta de Su aparición.

Si bien esta es la primera acepción del texto, podemos recibir otra preciosa enseñanza, sin torcer la sana hermenéutica. Cuando en la Biblia se habla de “el ladrón”, podemos identificar claramente a Satanás y sus siempre perniciosas intenciones: “El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir: yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10:10)

En el verso que encabeza, vemos a un padre de familia ocupado en preservar la integridad de su casa y los suyos. Al no poder saber cuándo ni cómo será el intento destructivo del ladrón, decide velar, evitando así la ruina.

Dice nuestro versículo que, por ser vigilante, impedirá “minar su casa”. Minar es “Consumir, destruir poco a poco.” “Abrir caminos o galerías por debajo de tierra.” Al leer esta definición podemos ver claramente el modo de accionar satánico: poco a poco; consumiendo la vida de los hombres, la felicidad, las bendiciones. Consume también el tiempo y las fuerzas que debieran entregarse completamente al Creador y Salvador del mundo. Hoy más que nunca en este tiempo de Pandemia lo vemos con mayor fuerza, ya que en varias oportunidades el trabajo y sus exigencias nos absorben de tal modo que nos es difícil dejar un tiempo para el Señor.

Ahora reflexiona en forma personal. Tal vez este año, por no haber velado, has dejado que el diablo mine tu casa, es decir, tu propia vida y aun la de tus hijos o seres queridos. Sin resistirte, has permanecido inmutable ante la obra corrosiva del maligno. Fuiste dejando que el ladrón vaya abriendo caminos o galerías “por debajo”. Así, sin darte cuenta tal vez, o sin ser del todo consciente, permitiste que socavara tu vida espiritual.

En el mismo pasaje el Señor pregunta: “¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, al cual el señor pondrá sobre su familia, para que á tiempo les dé su ración?” (V. 42) Es fiel quien guarda la fe, siendo constante en los afectos, en el cumplimiento de sus obligaciones, sin defraudar la confianza depositada. Se es prudente cuando se aprende a discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello.

Dios está esperando que estas virtudes sean formadas en ti, por la obra del Espíritu Santo. Debes desear y buscar ser fiel y prudente. Velar, estar alerta, ya que no sabes por dónde ni cómo puede estar teniendo entrada el mal en tu vida y la de los tuyos. El secreto está en “alimentarse a tiempo con la ración celestial”. Estar bien alimentado, te hará prudente.

Tal vez, al llegar a fin de año, observas con tristeza que el diablo “te ha robado” bendiciones. Si es así, pídele perdón al Señor, humillándote en Su presencia, clamándole por una verdadera restauración, para que Él “tape” esas vías de entrada y renueve tus fuerzas.

Escucha la advertencia divina que te dice: “Ni deis lugar al diablo.” (Efesios 4:27)

La Redacción

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