“De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago también él las hará; y mayores que éstas hará; porque yo voy al Padre.” Juan 14: 12
¿Alguna vez se detuvieron a reflexionar acerca de estas Palabras que dijo el Señor Jesús? Al leerlo y pensarlo, puede resultar difícil creerlo… afirmar que podemos hacer obras mayores que las que hizo el Señor Jesús. Pero esta expresión es real sólo por la parte final del mismo, que dice: “porque yo voy al Padre.” Esto significa que es el mismo Señor Jesús quien quiere seguir obrando, desde donde ahora está, a la diestra del Padre. Así como lo hizo aquí en la tierra, (S. Juan 17: 4), ahora ya en el cielo, quiere seguir glorificando Su Nombre a través de las buenas obras, por medio de nosotros, los que somos Sus hijos y formamos parte de Su iglesia. Por ello es importante que nos predispongamos a obedecerle y le entreguemos nuestra vida, a fin de dejarle actuar en nosotros, estando siempre en Su voluntad, ya que “…somos hechura suya, criados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas.” (Efesios 2.10)
En La Biblia vemos numerosos ejemplos de hombres que se destacaron en algún momento particular de sus vidas, buscando en la Presencia de Dios, lo necesario y así vieron y reflejaron parte de la gloria de Dios, alabándole. Hicieron obras maravillosas que dieron como resultado glorificar a Dios.
Por ejemplo, Moisés, en Éxodo el capítulo 33, le ruega a Dios que le muestre Su Gloria, porque reconocía su incapacidad y la tarea difícil que le tocaba (v. 12 a 15) “Y respondióle: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti…” (vs.19)
¡Qué preciosa respuesta por parte de Dios! Suplió la necesidad de Moisés. Llegó a culminar su misión, por el aliento que recibió, con la presencia de Dios en ese encuentro y ante su pedido.
Otros ejemplos nos muestran que también como hijos de Dios debemos buscar Su rostro, Su Presencia para alentarnos en momentos de dificultades y flaquezas.
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo.” (2 Corintios 12: 9)
En el servicio a Su Obra… ¡cuántas veces necesitamos como Moisés, del consuelo de Dios! O quizá como Jacob (Génesis 32) estemos en una situación límite, buscando a Dios a solas, como lo hizo él, en nuestra oscuridad o confusión hasta que “amanezca” y se ilumine nuestra causa por la Presencia de Dios.
Quizá, como Isaías (Cap. 6) o como Juan (Apoc. 1:17) nos reconozcamos pecadores y nos sintamos muertos por ver Su Gloria ante nuestra indignidad.
¡Cuánto hay en Su Presencia! ¡Cuánto nos perdemos cuando no vamos a Él, quedándonos insatisfechos!
Salmo 16: 11 “… Hartura de alegrías hay con tu rostro; deleites en tu diestra para siempre.”
“Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová.” Salmo 27:8
“Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Buscad a Jehová y su fortaleza; Buscad su rostro continuamente. Haced memoria de sus maravillas que ha obrado, de sus prodigios, y de los juicios de su boca.” 1 Crónicas 16: 10 a 12
Solo así, podremos hacer “las obras mayores que estas”, las cuales Dios preparó para Sus hijos y así contar todas Sus maravillas, dando la gloria debida a Su nombre.
“Dad a Jehová la gloria debida a su nombre: Humillaos a Jehová en el glorioso santuario.” Salmo 29: 2
La Redacción
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