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Foto del escritorIglesia Cristiana Evangelica Tandil

¿Podés mostrarle tu historial al Señor?




La pornografía.


Querido joven cristiano:

Hay un gran mal que está afectando este último tiempo a la Iglesia de Dios de la que vos sos parte. Internet ha llegado a todos y cada uno de los rincones del mundo. Si bien este es un gran invento tecnológico de grandiosa utilidad, también ha sido ideado y manejado por el “príncipe de este mundo”, el Diablo, quien no hace nada inocentemente, por el contrario, ha hecho de ella la herramienta justa para que, además de alcanzar todo el mundo, todos los países, todas las personas y todas las edades, también ha logrado ingresar con su pernicioso contenido a ¡todos y cada uno de los rincones de tu hogar! La comodidad del wi fi ha hecho que tu celular tenga acceso a la web desde cualquier lugar y en cualquier momento, lo que ha favorecido el ingreso de un mal que está agobiando a nuestra juventud cristiana: LA PORNOGRAFÍA.

Esta inmunda fuente de pecado siempre existió, aun desde tiempos remotos. Pero hace menos de diez años atrás se han acortado las barreras que la hacían un poco más lejana y dejaban más en evidencia a quien deseaba conseguir una revista, un video o un canal condicionado. El solo hecho de tener que ir a un kiosco de revistas a comprar, era suficiente, tal vez, para que muchos jóvenes desistieran de ese pecado. Pero hoy en día, ¡tu celular lo llevás con vos y a todas partes! ¿Qué contenidos buscás? ¿Podés mostrarle tu “historial” de búsqueda al Señor Jesús?


Se han publicado cifras que alarman: más del cincuenta por ciento de los cristianos que asisten regularmente a los templos luchan con este vicio. Se ha convertido en el principal problema moral entre los creyentes evangélicos.

Debido a que es un pecado estrictamente privado, puede mantenerse en silencio ante los ojos de los demás. Pero el peso psicológico y espiritual que conlleva, puede llegar a agobiar y a debilitar completamente a un precioso joven por el cual Cristo murió y desea darle una vida de victoria.


Ante la vista de los demás, podrá pasar desapercibido, aún frente a nuestros padres creyentes y otros que conviven en nuestra misma casa. Pero no debemos olvidar nunca las palabras de Dios a Su pueblo que “cumplía” exteriormente con el culto: “¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa, sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo veo, dice Jehová.” (Jeremías 7: leer 9 a 11) Lo que hacemos en oculto, Él lo ve todo. Aun lo que no hacemos, pero sí pensamos e imaginamos. “porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende toda imaginación de los pensamientos…” (1 Crónicas 28:9)


La pornografía es una forma de adulterio y fornicación, pero que se concreta en el corazón y los pensamientos. Dijo el Señor Jesús: “Oísteis que fué dicho: No adulterarás: Mas yo os digo, que cualquiera que mira á una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” (Mateo 5:27 y 28) Cada vez que te exponés a ver este tipo de contenidos, ensuciás tu mente y corazón y pecás contra tu Señor. El Diablo se ha ocupado de imponer sus sucias costumbres, difundiendo sus perversiones entre la juventud. Es así que, por medio de los videos y las imágenes, va calando hondo en la personalidad y mentes infanto-juveniles, haciéndoles creer que “esa” es la idea de la relación normal entre un hombre y una mujer.


Y crió Dios al hombre á su imagen, á imagen de Dios lo crió; varón y hembra los crió. Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad… Y vió Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.” (Génesis 1:27, 28 y 31) El Creador puso necesidades naturales en el hombre y la mujer, como son el hambre, la sed, el sueño, los deseos sexuales. Pero fue Satanás y sus demonios, que con el pecado inficionó tales deseos, llevándolos al plano de la perversión, la lujuria, el desorden y la adicción. La Biblia llama a este pecado de no moderar los deseos carnales: “lascivia” (1 Pedro 4:3) Quien usa de este material visual, está siendo “aparcero” (Efesios 5:7) con seres desvergonzados, inmundos, depravados. Se está poniendo a la par, está teniendo comunión con ellos y sus costumbres, está siendo partícipe de sus pecados.


Vivimos en un tiempo en el que todo se ha sensualizado y sexualizado. El Diablo se empeña en hacernos caer, desplegando todas sus “maquinaciones”, intentando por todos los medios, hacernos pecar. Pero no debemos olvidar que “…de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, Los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las desvergüenzas, el ojo maligno, las injurias, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.” (Marcos 7:21 a 23)


El problema toma mayor dimensión cuando, sabiendo de nuestra predisposición al pecado por el mal que mora en nosotros mismos (Romanos 7:18 y 21), aun así, le damos lugar al Diablo (Efesios 4:27). La Pornografía termina por encender nuestra personal concupiscencia.


Dice 1 Juan 5:18 “Sabemos que cualquiera que es nacido de Dios, no peca; mas el que es engendrado de Dios, se guarda á sí mismo, y el maligno no le toca.” Tal vez vos, que estás luchando con este pecado, que has tratado inútilmente de superarlo, te has llegado a cuestionar si eres o no un verdadero hijo de Dios. Ante esta inquietud que te atormenta, solamente vos podés responder, volviendo a la experiencia de Salvación, analizando objetivamente si realmente has reconocido tus faltas y tu condición de perdido eternamente. Si luego de eso has depositado tu fe en el Único y Suficiente Salvador, Jesús, quien murió para salvarte, y le has pedido que te perdone y te haga Su hijo, entonces nada debés temer. Dios volverá a perdonarte las veces que a Él recurras con sinceridad. Pero cuidado, el pecado reiterado puede llegar a torcer tu vida de tal forma, puede marcarla con irreversibles consecuencias, puede quitarte el ánimo y el gozo, hasta cauterizar tu conciencia de tal modo que ya no desees restablecer la comunión con tu Dios.


Por eso, como dice el verso recién mencionado, si somos engendrados de Dios, debemos comenzar a tomar decisiones firmes, duraderas y tan prácticas como trascendentes, que están incluidas en la expresión “guardarse a sí mismo, para que el maligno no te toque”.


Entonces, para vencer la tentación, lo primero que debés reconocer es que mirar pornografía es un pecado. No solamente que te agobia, entristece y debilita espiritualmente, sino que también ofende a tu amado Señor. Jesús nos dio el ejemplo en la conocida historia de la tentación (Mateo 4:1 a 11) El Diablo le dejó, cuando Jesús le dijo “Vete, Satanás…”(v.10) Hay que llamar a las cosas por su nombre: PECADO!!! ¡No vas a poder luchar contra algo que no considerás tan malo! Satanás está detrás del material pornográfico… ¡No lo consumas!


Otro paso hacia la liberación de este flagelo es cortar con el vínculo. Sería ilógico pensar que, alguien que desea realmente dejar de fumar, lleva a todos lados y a cada hora una cajita de cigarrillos tan a mano como para poder caer prontamente ante la menor debilidad. Sería también ingenuo sostener que, quien no usa y encima aborrece la pornografía, tiene una colección de revistas inmorales en el cajón de su mesa de luz!!! Bueno, esta misma contradicción la hacés vos cuando tenés libre acceso a un buscador de Internet sin ningún tipo de barrera. Por eso puede ser una muy buena medida, sencilla pero eficaz, el desactivar esa aplicación en tu celular. Usalo solamente para mensajes… no “navegues sin rumbo” en la web… Perdiendo tu valioso tiempo “a la deriva”, pronto “encallarás” en las sucias aguas de la tentación.


Otra gran acción que te llevará a la victoria la encontrás en Colosenses 3:5 y es “amortiguar” tus miembros. Esto significa Hacer que algo sea menos vivo, eficaz, intenso o violento, tendiendo a la extinción. Por ejemplo: Amortiguar la luz, el color, el ruido, un afecto, una pasión.” (RAE 2015) Los deseos malos están, llegan, aparecen, reavivan, pero si te mantienes a “régimen” y no les das alimento, pronto comenzarán a morir, llegando a ser menos intensos, menos vivos, como expresa esta definición del término.


Pero además de dejar lo malo, debemos allegarnos a lo bueno: buscar lo bueno, y no lo malo (Amós 5:14) Por eso es fundamental estar “bien nutridos y alimentados de la Palabra y en comunión por medio de la oración. Una vida “baja en defensas”, pronto volverá a enfermar.


También la sabia ocupación del tiempo, te preservará de tropezar. Descanso medido, evitar el ocio, los tiempos sin nada para hacer, (muy comunes en la etapa de la juventud y adolescencia), las largas vigilias hasta altas horas de la noche, donde los contenidos televisivos se vuelven más dudosos aún. Dios ha provisto de muchas actividades que pueden ocupar tu tiempo útilmente: encontrarte con jóvenes hermanos en Cristo, que te ayuden y se ayuden a transitar por las Sendas del Señor, como así también visitar algún hermano mayor, o colaborar en tareas materiales en la Obra, etc. Estas son las obras que Él preparó de antemano, para que anduviésemos en ellas (Efesios 2:10) y contemos nuestros días sabiamente (Salmo 90:12). Además la vida educativa, la ocupación profesional, el deporte y la evasión en la naturaleza, son parte de aquellas cosas lícitas que te ayudarán en esta nueva vida de santidad a la que aspiras.


El tiempo de la victoria está a tu alcance, si te pones en humildad y sinceridad en Sus Santas Manos.


-Confiesa tu pecado…

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.” (1 Juan 1:9)


-Cree en Su Todo Poder para limpiarte, perdonarte y cambiarte…

Miserable hombre de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte?

Gracias doy á Dios, por Jesucristo Señor nuestro…” (Romanos 7:24 y 25)


-Llena tu mente de todo lo bueno

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si alguna alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8)


-Guárdate en santidad

Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; Que cada uno de vosotros sepa tener su vaso en santificación y honor.” (1 Tes 4:3 y 4)


-¡Ánimo!¡Estamos orando por vos para que tengas la fuerza interior necesaria en tu espíritu y seas prontamente liberado!


“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Juan 8:36

Por esta causa doblo mis rodillas al Padre de nuestro Señor Jesucristo, Del cual es nombrada toda la parentela en los cielos y en la tierra, Que os dé, conforme á las riquezas de su gloria, el ser corroborados con potencia en el hombre interior por su Espíritu.” (Efesios 3:14 a 16)


Con amor en Cristo…


La Redacción


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