“Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que haga? Y el Señor le dice: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que te conviene hacer.” Hechos 9:6
Ya te has encontrado con Cristo en tu camino; has caído de tu orgullo y recibido la luz para ser salvo eternamente; te has reconocido perdido y por eso has confesado tus pecados al Señor. En Su infinita misericordia Dios te ha perdonado por la fe en Jesús y te ha limpiado con la Sangre preciosa de Su Hijo.
Es tanto Su amor para contigo, que tu corazón expresa como el salmista: “¿Qué pagaré á Jehová por todos sus beneficios para conmigo?” (Salmo 116:12) Por eso ya has tomado un paso de obediencia, bautizándote en señal de un verdadero compromiso con tu Señor y Salvador y el firme deseo de un cambio de rumbo, alejado del pecado y dispuesto a seguirle.
Como Saulo de Tarso, toda alma verdaderamente consciente de la obra que Dios ha realizado en su vida, pregunta expectante: “…Señor, ¿qué quieres que haga?...” Así como sucedió con él, Dios quiere llevarte a tener un tiempo de preparación para servirle como merece y le agrada. Saulo pasó tres días de profunda reflexión y encuentro con su Salvador (Hch. 9:9) Luego estuvo tres años en el desierto, donde fue instruido para la gran obra de apóstol que se le había encargado. (Gálatas 1:17 y 18)
Es común que los nuevos renacidos muestren, como tú, deseos de servir a Dios, pero es impensado hacerlo sin la debida preparación. Moisés fue llamado a los cuarenta años, pero pasó otro idéntico tiempo de experiencias en el desierto. Josué aprendió al lado de este gran siervo de Dios y desde muy joven fue por él instruido (Éx.33:11) Eliseo siguió al gran profeta Elías, para aprender con él en el servicio. (1 Reyes 19:19 a 21) Juan el Bautista se retiró al desierto, hasta que comenzó su ministerio (Lucas 1:80) Timoteo fue enseñado por Pablo, para que luego pudiera enseñar a otros. (2 Tim. 2:1 y 2) Y así podemos recordar ejemplos bíblicos de una adecuada preparación para poder servirle.
La Escuela Bíblica ha sido levantada por Dios en medio de Su pueblo, para servir a las Iglesias, preparando a todos aquellos hermanos que desean “entrar en Sus labores” (Juan 4:38). Si estás sirviendo ya al Señor dentro de tu congregación, habrás sentido esta necesidad de “prepararte más” o de aprender de Sus cosas. Esta Escuela ofrece cursos presenciales y a distancia, en materias como “Obra Individual o Evangelismo”; “Enseñanza o Instrucción Cristiana”; “Obra Misionera y Pastorado”. Por eso tal vez te has sentido atraído por su propuesta. Pero a diferencia de otras escuelas bíblicas o seminarios, la “Escuela Bíblica de Teología A.L.E.R.T.A.” imparte mucho conocimiento teológico y doctrinal, pero hace énfasis en una real y transformadora preparación en el interior del obrero cristiano. Busca mostrarle al estudiante el estado de su propio corazón, para hacerle ver la urgencia que tiene de ser tratado en la Cruz de Cristo, destruyendo toda fortaleza del enemigo, toda soberbia, toda iniquidad e inmundicia que aun permanece intacta y que pretende seguir escondiéndose bajo la cobertura de un servicio al Señor liviano, sin la adecuada obra dolorífica a los pies de Él.
Por estas razones, y no otras, debes anotarte para estudiar en la Escuela Bíblica. Lejos de todo intento de querer “destacarte” o “ser más sabio”, contrariamente aprenderás a humillarte, hasta reconocer que no eres nada por ti mismo, pero podrás ser usado aunque fuera en lo poco si te dejas trabajar por el Divino Maestro. Que así sea.
La Redacción
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