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El Estudio

¿Qué dice La Biblia acerca del Estudio?


El Apóstol Pablo es uno de los ejemplos bíblicos que tomaremos, acerca del tema que nos convoca, ya que fue un gran erudito, sabio, entendido y de mucha cultura. Haremos bien en analizar leyendo los versículos bíblicos que acompañan y fundamentan esta breve meditación (Filipenses 3: 4 al 8)

“Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno parece que tiene de qué confiar en la carne, yo más: Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, Hebreo de Hebreos; cuanto á la ley, Fariseo; Cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; cuanto á la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero las cosas que para mí eran ganancias, helas reputado pérdidas por amor de Cristo. Y ciertamente, aun reputo todas las cosas pérdida por el eminente conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y téngolo por estiércol, para ganar á Cristo.”

En el libro de Los Hechos capítulo 17:15 a 18, vemos que Pablo disputaba con filósofos, sabios y les hablaba la Palabra del Señor; lo cual hubiera sido imposible si el Apóstol hubiera sido analfabeto o no conociera los argumentos de estas corrientes filosóficas. Sin embargo, dijo en el verso 8 del cap. 3 del libro de Filipenses: “...por amor del cual lo he perdido todo, y téngolo por estiércol, para ganar a Cristo.” Es decir, no le servía de mucho saber, ya que la sabiduría de aquí abajo, no sólo es inútil para alcanzar a Cristo, sino que, muchas veces, es de tropiezo y estorbo para creer. Leyendo los versículos de Mateo 11:25; 1ª Corintios 1: 19, 26 a 31 y 2: 4 a 7; podemos afirmar que Dios desechó la inteligencia y la sabiduría de los sabios y que, contrariamente, escogió a lo necio y a lo “no sabio” de este mundo.

¡La sabiduría de este mundo se desvanece! Así dice en 1ª Corintios 2:6

“Empero hablamos sabiduría entre perfectos; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que se deshacen.”

También dijo:

“…DE cierto os digo, que, si no os volviereis y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.” Mateo 18:3

Por eso es que escondió estas cosas de los sabios y de los entendidos y las reveló a los niños.

Si embargo: ¡Esto no quiere decir que el creyente no deba estudiar! Dice Proverbios 1:7 “...Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.” Lo cual indica que solo un loco despreciaría el saber y el ser enseñado, en cualquier orden de la vida. Pero un texto nos resume todo, esclareciendo el tema:

“Ahora, hijo mío, a más de esto, sé avisado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio aflicción es de la carne. El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.” Ecclesiastés 12:12 y 13

¡No es el estudio el todo del hombre, sino el temor a Dios! Por eso decimos que es importante estudiar, pero con templanza; no viviendo para el estudio. Lo más importante es conocer a Dios y darle la Gloria, entregándonos en Sus manos para que Él nos pueda usar, al igual que Pablo, que ponía a disposición de Dios sus conocimientos humanos, para que Él los utilizara cómo y cuándo debía.

Lucas, un gran siervo de Dios, era médico, y Pablo lo hace notar. (Colosenses 4: 14). Salomón tenía grandes conocimientos en la verdadera ciencia, y esto le había sido dado de Dios. (1ª Reyes 4: 29 a 34) y así podríamos seguir citando ejemplos de hombres y mujeres que tuvieron un amor reverente a Dios y fueron sabios; “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Buen entendimiento tienen cuantos ponen aquellos por obra: Su loor permanece para siempre.” Salmo 111:10

¡Que podamos escoger ser sabios en los misterios de Dios, en Su sabiduría, que permanece y que fue preparada por El, antes de los siglos, para nuestra gloria! (1° Corintios 2:7) Amén.

La Redacción

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