Introducción:
El tema de la amistad es muy provechoso hablarlo entre nosotros, los hijos de Dios. No sólo es una necesidad de los jóvenes, aún los mayores debemos saber esto, para en este punto también agradar a Dios.
La palabra amistad aparece cuatro veces en la Biblia: 2ª Crónicas 20:35, Proverbios 17:9, Mateo 5:24 y Santiago 4:4. También encontramos la palabra “amístate” en Job 22:21, precioso consejo que deberíamos todos tener muy en cuenta: “Amístate ahora con Él, (Dios) y tendrás paz; y por ello te vendrá bien”.
Luego tenemos, en muchos versículos bíblicos, la palabra “amigo” y también “amigable”.
Es decir, la Biblia se ocupa también de este tema: veremos qué dice de ello.
1) ¿Cómo definimos la palabra amistad?
Cada uno puede tener su propia definición de la amistad. El diccionario la define como “el vínculo o relación afectiva entre dos o más personas que se rige por valores como la confianza, la lealtad y el amor.” La amistad es verdadera cuando la persona lo da todo sin esperar nada a cambio. Es una relación recíproca en donde prima el amor.
2) ¿De dónde proviene la palabra amistad?
Justamente deriva de la palabra AMOR que en griego (idioma en que fue escrito el Nuevo Testamento) es PHILEO. PHILO es amigo y PHILIA es amistad. Es decir que en la amistad es necesario que haya amor. Hay muchas definiciones de la palabra amor, pero podemos quedarnos con esta: “es la cualidad por la cual un ser imparte a otro ser”.
Impartir es dar, comunicar. En la amistad, no sólo se “comparte”, sino que se “imparte”. Es un dar y recibir. Por eso la verdadera amistad es algo muy profundo, nos unen lazos de amor.
3) ¿Es lo mismo ser amigos que compañeros?
Definimos la palabra “compañeros” como las personas que comparten con otro u otras, un mismo lugar, estudios, trabajos, deportes u otra actividad. O también si se comparten las mismas ideas políticas, religiosas, filosóficas, etc. Es decir, el compañero “comparte”, el amigo “imparte”.
En el Nuevo Testamento hay un pasaje notable de destacar: Mateo 26: 50, cuando Judas Iscariote fue a entregar al Señor Jesús con un beso. “…Jesús le dijo: amigo, ¿a qué vienes?” ¿Era Judas en verdad amigo de Jesús? Dicen los estudiosos de la Biblia, que en realidad el vocablo usado en el original griego es “jetairos” que se traduce: compañero, camarada; en cambio la palabra amigo en griego, dijimos, es “philo”, por lo cual queda claro que Judas no era amigo de Jesús, aunque compartió 3 años y medio con Él… era sólo un compañero. Compartió momentos, espacios, palabras, pero nunca le fue leal, ni demostró amor hacia Jesús; no se dio al Señor, sólo recibió de Él sus bendiciones, lo que Cristo “le impartió”.
AQUÍ DEBERÍAMOS DETENERNOS UN MOMENTO: ¿Qué somos nosotros de Jesús? ¿Amigos o compañeros? ¿Sólo compartimos momentos con Él? ¿sólo recibimos, como Judas? ¿O le somos leales a Su amor dándole también a Él nuestra vida?
El Señor Jesús dijo a Sus discípulos, y ahora a nosotros, en Juan 15: 14
“Vosotros sois mis amigos, si hiciereis las cosas que yo os mando.”
Dice la Biblia en Santiago 2:23
“Abraham creyó a Dios…y fue llamado amigo de Dios.”
Y lo reitera en 2ª Crónicas 20:7 y en Isaías 41:8
“Abraham mi amigo”
¡Qué privilegio ser amigos de Dios, amigos del Señor! Recordemos el texto de Job 22:21 “Amístate ahora con Él…”
4) Después de todo lo tratado hasta aquí… ¿De quién debemos ser amigos?
Si ser amigos es impartir, es dar y recibir, es comunicar, concluimos entonces que no podemos ser amigos del mundo. Porque los compañeros del mundo nos van a querer “dar lo suyo” y lo que ellos tienen para darnos no coincide con lo que tenemos como hijos de Dios. La Biblia es clara al respecto: “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera pues que quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” (Santiago 4:4)
El apóstol Pablo también nos dice en 2ª Corintios 6:14 a 16 “No os juntéis en yugo con los infieles: porque ¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? …¿o qué parte el fiel con el infiel?”
“No seáis pues aparceros con ellos.” dice en Efesios 5:7 “Y no comuniquéis con las obras infructuosas de las tinieblas; sino antes bien redargüidlas.” (Verso 11)
5) ¿Cómo debemos actuar, entonces, con los compañeros del mundo?
La Biblia dice en Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.
Si Dios así amó al mundo, ¿cómo nosotros los vamos a despreciar? Debemos amar a nuestros compañeros de estudio, trabajo, vecinos y familiares. Ser corteses y ayudar con el fin de ganar sus almas para Cristo, quizá se arrepientan y puedan ser amigos de Dios y también nuestros.
Dios nos dice que no comuniquemos con ellos en sus malas obras, pero sí que les seamos de luz. “…entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo.” (Filipenses 2:15) para que ellos alcancen también La Luz que es el Señor Jesús (Juan 8:12)
Dijo Jesús: “Vosotros sois la sal de la tierra…” “Vosotros sois la luz del mundo” “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:13 a 16)
Dice Jeremías 15:19 “…Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”.
6) ¿Cuáles deberían ser entonces las amistades de los hijos de Dios?
El Señor Jesús fue claro y reiteró varias veces estas palabras: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros: como os he amado, que también os améis los unos a los otros.” (Juan 13:34 comp. Juan 15: 12 y 17)
Esta es la verdadera amistad: “Vosotros sois mis amigos, si hiciereis las cosas que yo os mando.” “Ya no os llamaré siervos… más os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os he hecho notorias” (Juan 15: 14 y 15)
Este es el verdadero Amigo: nos cuenta Sus secretos y nos hace amigos entre nosotros.
Dice el apóstol Pedro en la primera carta cap. 3 y versículo 8:
“Y finalmente, sed todos de un mismo corazón, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables.”
Fomentemos la verdadera amistad cristiana teniendo a nuestro Señor Jesús como centro de esta amistad.
“El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo: y amigo hay más conjunto que el hermano.” (Prov. 18:24)
“En todo tiempo ama el amigo; y el hermano para la angustia es nacido.” (Prov.17:17)
La Redacción
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