“A TODOS los sedientos: Venid á las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad, y comed. Venid, comprad, sin dinero y sin precio, vino y leche.
Inclinad vuestros oídos, y venid á mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes á David.
Buscad á Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.
Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase á Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.”
Isaías 55: 1, 3, 6 y 7
Quiero compartir con ustedes, el día que conocí al Señor Jesús como mi único y suficiente Salvador, hace casi 36 años yo había concurrido a una “reunión casera” femenina, invitada por mi hija Rosana (que era adolescente) y allí escuché la predicación de nuestra querida Misionera Siria Di Pardo. Tomó el pasaje de Isaías 55, yo ya había comenzado a escuchar la palabra de Dios en la iglesia; ¡pero en ese momento comprendí que el Señor me estaba llamando a lo profundo de mi corazón por medio de esos textos tan preciosos! El Señor me estaba invitando a oír Su voz e ir a Él tal cual como yo estaba; pude comprender que era una pecadora, que necesitaba un Salvador y que Él quería perdonarme mis pecados y darme un corazón limpio, lavado por Su sangre preciosa derramada en la cruz del Calvario.
Cuando regresé a mi hogar en la soledad de mi habitación pude derramar mi alma al Señor, confesándole mis pecados y sentí que la paz del Señor inundaba mi corazón.
Les puedo decir que ese día fue el día más importante de mi vida porque a partir de ese momento, siempre sentí Su presencia a mi lado en momentos de alegría, de tristeza, aflicción, enfermedad, de necesidad, de prosperidad, de separación de seres amados, siempre trayendo paz, gozo, consuelo, compañía, descanso para mi alma, fortaleza en mi debilidad.
Alabo y agradezco al Señor por este privilegio inmerecido de ser una hija de Dios, valoro cada día más esta Salvación tan grande, nuevas son cada mañana Sus misericordias y el amor que el Señor derrama sobre mí, deseando amarle cada día más.
Oro por todos los hermanos fieles, aún por los que no conozco y en especial por los siervos que predican y viven sus vidas en obediencia a la Palabra de Dios.
“MIRAD cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios…”
1º Juan 3:1
GLADIS AVIÑÓN DE THOMAS.
Iglesia Cristiana Evangélica
Calle 34 Nº 3836 – Necochea – Bs.As. – Argentina
Este testimonio, fue publicado en el año 2006. Gladis hace dos años que está viviendo en un hogar de ancianos, debido a que no puede valerse por sí misma. Aunque padece una enfermedad que le afecta su memoria, puede seguir aceptando la voluntad de Dios y sabe que Él hace lo mejor. Nos da ejemplo, cada vez que la visitamos o hablamos por teléfono con ella. Agradece las oraciones y manda saludos a los hermanos. Le damos gracias a Dios, que la sigue sosteniendo, consolando y oramos para que la siga bendiciendo en Su grande misericordia.
Recientemente pudo participar de la reunión especial de celebración del 13º Aniversario de la constitución de la Iglesia, dando un breve testimonio.
“La gloria de los jóvenes es su fortaleza, y la hermosura de los viejos la vejez.” Pro 20:29
“Corona de honra es la vejez, que se hallará en el camino de justicia.” Pro 16:31
Damos gracias a Dios porque estas palabras se cumplen en su vida.
La Redacción
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