Queridos hermanos, soy Miriam Gurtubay, quien fuera la esposa de Eduardo Zampayo. Quisiera contarles un poco acerca de él quien se convirtió al Señor a los 20 años y fueron sus años de creyentes sólo seis.
Siempre alabó al Señor con su voz y desde sus primeros años de convertido cantaba en el coro o como solista en la Iglesia Cristiana Evangélica en Necochea y era de mucha bendición a todos.
Con el tiempo pasamos a ser un matrimonio cristiano, pero rápidamente él enfermó muy seriamente. Nunca perdió la fe y la esperanza ni el gozo en el Señor.
Después de una delicada operación él volvió a poder congregarse tanto en La Plata como en Buenos Aires por sus tratamientos y volvió a cantar al Señor, pero lo hizo de otra manera. Ustedes dirán ¿por qué? era porque había en él una experiencia muy íntima con el Señor y sus alabanzas llegaban a todos y a lo más profundo de los corazones.
Cuando volvimos a Necochea el himno “Tengo un pastor” lo cantó en la Iglesia y todos estábamos muy conmovidos porque ya se sabía que no le faltaría mucho para su partida con el Señor. Él amaba este himno porque le era de mucha consolación y aliento. Después reincidió en la enfermedad y cuándo fue internado en La Plata no hubo más medicina. Al entrar en coma escuchaba este himno y se abrían sus ojos, signo de la consolación que le daba.
Partió a la presencia del Señor el día 23 de marzo de 1984 en plena paz y victoria. Fueron sus años de creyente muy pocos, pero llenos de frutos agradables al Señor.
De mi parte les dejo el Salmo 23 que toda mi vida me consoló.
Miriam Gurtubay – ICE en Necochea calle 34– Bs.As.
*Se puede escuchar este himno en nuestra sección de Alabanzas > Grabaciones
*O bien haciendo clic en el siguiente enlace:
TENGO UN PASTOR
Tengo un pastor que del alma ahuyenta el duelo,
Tengo un pastor cuyo nombre es sin igual;
Tengo un pastor que me imparte su consuelo,
Al verme solo en mis luchas contra el mal.
CORO
Tengo un Pastor, amante Pastor,
Mi tierno Pastor es Cristo.
II
Tengo un Pastor que las tempestades calma,
Tengo un Pastor que apacigua el turbio mar;
Tengo un Pastor que me sana cuerpo y alma,
Y tiernamente mitiga mi pesar.
III
Tengo un Pastor que derrota al enemigo,
Tengo un Pastor que victoria y triunfo da;
Tengo un Pastor que doquiera va conmigo,
Y en lucha cruel a mi lado siempre está.
IV
Tengo un Pastor cuyo nombre es admirable,
Tengo un Pastor, rico don del Dios de amor;
Mi buen Pastor sobre todo es adorable,
Supremo bien es Jesús mi Salvador.
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