Dice Malaquías 1:1: “Carga de la palabra de Jehová contra Israel, por mano de Malaquías.”
¿Qué es una carga según Dios? Una carga es un peso sobre el cuerpo o sobre el alma. A veces las cargas del alma son nuestros propios pecados que nos agobian, como dice David en el Salmo 38- 4
“Porque mis iniquidades han pasado mi cabeza.:
Como carga pesada se han agravado sobre mí”.
Por eso el Señor Jesús en Su paso por la tierra decía: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.” (Mateo 11-28)
Pero también la carga la puede poner Dios sobre nosotros, cuando nos ve fuera de orden, y nos exhorta con Su Palabra, porque en el Antiguo Testamento la palabra carga quiere decir: “oráculo“, es decir, respuesta divina, mensaje dado de parte de Dios por un ministro.
Aquí en Malaquías 1:1 Dios a través de Su ministro, el profeta, trae una carga al pueblo que según leemos menospreciaba el Nombre de Jehová, comenzando por los mismos sacerdotes.
Llama mucho la atención cómo Dios repite a lo largo de esta profecía de Malaquías la expresión “MI NOMBRE”:
Capítulo 1:
“…Oh sacerdotes, que menospreciáis mi Nombre” (verso 6)
“Porque…es grande mi Nombre entre las gentes…” (verso 11)
“…Porque yo soy Gran Rey…y mi Nombre es formidable entre las gentes”. erso 14)
Capítulo 2: “
"Si no oyereis, y si no acordares dar gloria a mi Nombre…” (verso 2)
“…delante de mi Nombre estuvo humillado” (verso 5)
Capítulo 3:
“…y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová,
Y para los que piensan en su Nombre”. (verso 16)
Capítulo 4 :
“ Mas a vosotros los que teméis mi Nombre..”.(verso 2)
Es interesante cotejar con el Nuevo Testamento, allí vemos las palabras que el apóstol Pedro dijo a los judíos de su tiempo: “Porque no hay otro Nombre debajo del cielo,… en que podamos ser salvos”. (Hechos 4-12)
Y el apóstol Pablo a los Filipenses les escribe:
“…Dióle un Nombre que es sobre todo Nombre;
Para que en el Nombre de Jesús se doble toda rodilla…” (Filipenses 2: 9 y 10)
¿Cómo puede alguien, que dice ser ministro de nuestro Dios, como lo eran los sacerdotes del pueblo de Israel, menospreciar Su Nombre?
Menospreciar, es dar a algo menor valor o importancia del que merece, dice el diccionario.
Eso es lo que hizo el pueblo, eso es lo que hicieron los que debían “ser dechados de la grey”.
No dejaron de hacer el culto a Dios, pero tuvieron en poco una salud tan grande. (Hebreos 2:3)
Por la gracia de Dios, en tiempo de Esdras el templo había sido reconstruido después del cautiverio en Babilonia. Luego, fue levantado el muro de la ciudad, en tiempo de Nehemías; estaban viviendo en sus casas: DIOS HABÍA SIDO MISERICORDIOSO CON ELLOS!!! Pero ellos menospreciaron a Jehová ofreciendo las sobras en sus sacrificios, lo cojo, lo enfermo, no las sustancias de todos sus frutos (cap. 1:7 y 8). Se juntaron en uniones ilícitas (cap. 2:11) y no dieron los diezmos ni las primicias (cap. 3:8) ¡Cuánto menosprecio al Nombre que es sobre todo Nombre y en el cual tenemos nosotros salud!
No se sabe bien la fecha en que este libro fue escrito, ni detalles de la vida de Malaquías. Solo sabemos que fue el último de los profetas inspirado del Antiguo Pacto y que fue la transición entre la ley y la gracia. Se deduce por el contenido de su mensaje, que el profeta actuó varias décadas después de la deportación, es decir en tiempo de Nehemías.
Que su nombre se traduce “Mi mensajero” y que, confirmado por el mismo Señor Jesús, en Mateo 11:10, también predijo la aparición de aquel gran hombre de Dios, Juan el Bautista.
¡Qué duro el mensaje que le tocó dar al pueblo, cuán grande la carga…! Pero tuvo su efecto, pues en el capítulo 3, verso 16, el Señor nos revela algo muy precioso:
“Entonces los que temen a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó…” ¿Qué se habrán dicho entre sí los que temen a Jehová?
Dios no quiso revelarlo, pero seguramente fue algo muy precioso pues en el mismo versículo dice que, lo que ellos hablaron, fue escrito en un “libro de memoria”. Y Dios calificó a esos hombres (y quizá mujeres, ¿por qué no?) como aquellos que “temen a Jehová y piensan en su Nombre”.
Hubo un residuo que se conmovió ante “LA CARGA DE JEHOVÁ” y transformó esa carga en una gran bendición.
“Y serán para mí especial tesoro… y perdonarélos como el hombre que perdona a su hijo que le sirve” (verso 17)
¡Hoy Su Iglesia, Su pueblo debe recibir la misma carga! Porque hoy también menospreciamos SU NOMBRE que es formidable, no honrando al Señor de nuestra sustancia y de la primicia de todos nuestros frutos (Proverbios 3:9), damos al Señor las sobras de nuestro tiempo, de nuestras fuerzas, de nuestros bienes, un Evangelio superficial, una experiencia de fe resfriada.
“Yo os he amado, dice Jehová…” (cap.1:2)
“…Guardaos pues en vuestros espíritus, y no seáis desleales.” (cap.2:16)
El Señor también hoy quiere escribir Libro de Memorias para los que temen a Jehová y piensan en Su Nombre.
Y a los que temen a Jehová… “…Nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salud: y saldréis y saltaréis como becerro de la manada. “ ( Cap.4:2)
El Señor ha levantado un Testimonio fiel, en este tiempo del fin, el Testimonio Filadelfia. Y una de sus características es que tiene un poco de potencia, y ha guardado la palabra del Señor, y no ha negado Su Nombre. (Ap. 3:8)
El Señor viene pronto y quiere poner sobre nosotros esta carga:
“Entonces os tornaréis, y echaréis de ver la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve”. (Malaquías 3:18)
LA REDACCIÓN
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